Aunque nos cueste encontrar el tiempo y la energía para hacerlo, limpiar nuestros hogares y objetos de plata hará que éstos luzcan de forma muy distinta a como lo hacían y que se vean rejuvenecidos, más brillantes y más claros. Muchas veces dejamos de dedicarles tiempo porque ese toque antiguo no les suele quedar nada mal y porque, con el tiempo, es normal olvidar el aspecto que tenían recién comprados. Joyas, cubiertos, adornos... Si quieres dar una nueva vida a estos objetos, toma nota de estos trucos sobre cómo limpiar la plata.
Uno de los trucos caseros más conocidos para limpiar la plata sin esfuerzo es utilizar bicarbonato y vinagre blanco. Basta mezclar una cucharada de bicarbonato con un cuarto de taza de vinagre en un recipiente y sumergir tus objetos en este baño (si lo necesitas, mantén estas proporciones y aumenta la cantidad para cubrir por completo tus objetos de plata). Para finalizar, frótalos con un paño seco hazlos brillar.
El bicarbonato por sí solo también basta como producto de limpieza si se usa junto con agua hirviendo y papel de aluminio, también en forma de baño. Coloca el papel al fondo del recipiente, añade el agua y por último unas cucharadas de bicarbonato. Añade los objetos, deja la mezcla actuar y saca brillo con un paño seco, igual que en el caso anterior. Si no tienes bicarbonato, también puedes usar sal: el ingrediente más poderoso en este caso es el aluminio, que atrae la suciedad producida por el azufre, principal responsable de la opacidad de la plata.
Además, la sal es uno de los mejores productos para abrillantar la plata, sobre todo si se usa en combinación con el limón. Por ejemplo, puedes frotar tus objetos de plata con medio limón en el que hayas espolvoreado previamente una cucharadita de sal. También puedes frotar con sal disuelta en agua caliente.
Un método más extremo pero muy rápido es el uso de aguarrás: basta con unas gotas, al tratarse de un producto muy fuerte. Utiliza un algodón para frotar la plata y verás el resultado rápidamente. Es muy importante lavar bien tus objetos si utilizas este producto, ya que es altamente tóxico.
En general, un trapo o un algodón bastarán para aplicar cualquier producto, limpiar y pulir. Para los pequeños huecos, un cepillo de dientes o un bastoncillo pueden resultar muy útiles, y no olvides usar guantes para proteger tu piel, así como ventilar adecuadamente. Por último, es mucho mejor llevar un mantenimiento relativamente frecuente que dejar que tus objetos de plata se vuelvan completamente opacos: evítalo revisándolos cada cierto tiempo y tomándote un rato para mantenerlos perfectamente limpios y brillantes.