El paso de Filomena por España nos ha dejado algunas de las jornadas más frías registradas en los últimos 20 años y centenares de desperfectos y casos de aislamiento. También una importante subida de suministros como la luz: según el último análisis de FACUA-Consumidores en Acción, el recibo de electricidad del usuario medio ascendería 86,52 euros si se mantiene el precio medio del kilovatio hora (kWh) de los 12 primeros días del año, un 26,7 por ciento más que en el mismo periodo de 2020. En cuanto al precio medio del kWh en lo que va de mes, ha alcanzado los 18,39 céntimos (impuestos indirectos incluidos), lo que representa una subida interanual del 37 por ciento. Más allá de subidas de precio, la simple presencia de tan bajas temperaturas provoca que necesitemos hacer un uso más intensivo de este tipo de suministros, aunque existen pequeños trucos que pueden ayudarnos a gastar menos. ¿Qué podemos hacer para ahorrar en luz y gas durante la ola de frío?
La clave para ahorrar en las facturas de luz y gas se encuentra en mantener la casa a una temperatura adecuada de la forma más eficiente posible, y para ello existen algunos trucos y consejos que pueden ayudar a reducir el coste total de nuestros suministros.
Por ejemplo, elegir el momento óptimo para ventilar es básico: si bien es importante ventilar la casa y renovar el aire cada día (algo que ayudará, entre otras cosas, a reducir el riesgo de contraer enfermedades respiratorias), basta con hacerlo unos 15 minutos y, en caso de que haya estancias que no utilices, puedes ’saltarte’ este hábito en situaciones de frío como la actual. Elige una hora soleada y en la que el sol incida en la vivienda: así la pérdida de temperatura será mínima.
También conviene no abusar de la temperatura: es preferible ir un poco abrigado mientras estemos en casa que intentar calentarla en exceso para ir en manga corta. En este sentido, la OCU recomienda poner la calefacción a 21 grados y mantenerla a esa temperatura, evitando los picos de calor. Por ejemplo, llevar el termostato a 30 grados cuando la casa está fría para que se caliente antes supondrá un gasto mucho mayor que usar una temperatura ambiente. No abusar del termostato permite ahorrar hasta un 20 por ciento de energía. Del mismo modo, se aconseja no apagar la calefacción por la noche, pero sí bajar la temperatura, por ejemplo, a 13 grados, para que se mantenga el calor existente.
Elegir bien los textiles en casa también puede ayudarnos a ahorrar: una buena manta de lana, un buen nórdico, alfombras calentitas, ropa para estar en casa que nos ayude a mantener el cuerpo a una temperatura agradable, unas zapatillas que nos aíslen del suelo y generen calor... son elementos que se notan y pequeñas inversiones que merecen la pena.
Del mismo modo, si tienes cortinas oscuras, es el momento de usarlas, ya que absorberán el calor que incida en ellas y ayudarán a mantenerlo en casa. Cierra también las estancias que no uses y aprovecha el calor que generen el resto de elementos en casa: una ducha caliente, el secador, el horno... de esta forma podrás sacar más partido al consumo energético que realices y multiplicar su utilidad.
Por otro lado, puede ser el momento para invertir en bombillas de bajo consumo si aún no lo has hecho, así como para optar por lavar con agua fría si es posible, desenchufar todo lo que no estés utilizando para evitar un consumo residual y, en definitiva, intentar ahorrar en otros tipos de consumo energético para compensar el incremento puntual de la factura por la necesidad de mayor calefacción. Si tus ventanas o puertas pierden calor, también puedes adquirir en tu ferretería bufetes o cintas para aislarlas mejor (no es el mejor momento para invertir en cambiar estos elementos).