José Bretón marcó la historia de la crónica negra reciente en España con el asesinato de sus dos hijos, Ruth y José, en octubre de 2011. El criminal quemó los cuerpos de los pequeños en una finca y negó su implicación durante años, incluso en el juicio, manteniendo que los había perdido en un parque. Durante mucho tiempo mantuvo un perfil bajo mientras acudía a terapias en prisión. Sin embargo, recientemente confesó el crimen y en los últimos días se ha informado que pretendía publicar un libro en el que participa y cuya distribución finalmente ha sido suspendida.
Bretón ha manifestado esta semana que acabó con sus hijos de forma deliberada por "venganza" y "odio" hacia su expareja, Ruth Ortiz, quien no quería continuar su relación sentimental con él en el momento del crimen. Su perfil sugiere muchas preguntas: ¿Es realmente un psicópata? ¿Qué rasgos presenta una persona que pudo matar a sus hijos de una forma tan brutal? La criminóloga Carmen Corazzini analiza en su libro 'Personas, bestias' (RBA Libros) el caso de este criminal y cómo puede funcionar su mente.
Lo primero que destaca Carmen Corazzini es que José Bretón "tiene un perfil con claros rasgos psicopáticos, sin que sea un psicópata puro". "También se observa cierto narcisismo a la hora de cometer el crimen y ese odio y frustración internos, que es lo que le movió a llevar a cabo el peor acto que se puede cometer, que es matar a tus propios hijos, y encima de esa manera tan fría. Eso indica también una falta de empatía colosal", precisa la criminóloga sobre el cordobés condenado en 2013 a 40 años de prisión por el asesinato de los niños de seis y dos años.
La experta destaca que, según Michael H. Stone, un psiquiatra de renombre, se pueden identificar "hasta 22 niveles de maldad". En la vara de medirlos "se analiza el grado de psicopatía": "En los niveles más bajos se encuentran, a lo mejor, crímenes cometidos por defensa propia. Mientras que, en los niveles más altos, se encuentran casos como el de Patrick Nogueira, que llegó a descuartizar a cuatro personas". "Un caso como el de José Bretón podría situarse en el medio. Porque las víctimas que elige son especialmente vulnerables, son sus propios hijos, y la frialdad de estar alimentando el fuego durante horas para perpetrar el crimen también denota una falta de empatía enorme", precisa Carmen Corazzini.
Eso sí, tal y como destaca la criminóloga, "hay que diferenciar mucho entre psicopatía o enfermedad mental", ya que "las enfermedades mentales, como la esquizofrenia, implican que muchos de los actos cometidos bajo una enfermedad o un brote psicótico, en el momento de los hechos, se deben a ilusiones y paranoias. Son actos patológicos". "Sin embargo, el psicópata no es un enfermo mental. De hecho, todavía se está divagando si la psicopatía es un trastorno o no. Porque el psicópata, aunque incluso de una manera genética pueda tener incapacidad para sentir empatía, culpa o arrepentimiento, igualmente sabe diferenciar perfectamente entre el bien y el mal. Y en el momento que diferencias entre el bien y el mal (como en el caso de Bretón), tus actos son fruto de un raciocinio, no de una enfermedad mental", agrega la periodista.
Cabe recordar que Bretón fue sometido a evaluaciones psicológicas y psiquiátricas durante su proceso judicial para determinar si padecía alguna enfermedad mental que pudiera haber influido en su comportamiento al cometer el crimen y se determinó que no padecía ninguna enfermedad mental grave que pudiera eximirlo de responsabilidad penal. La propia Carmen Corazzini destaca en 'Personas, bestias' que "aunque cueste asimilarlo, José Bretón estaba en su sano juicio".
El cordobés de 55 años, como ha trascendido esta semana, detalla en el libro 'El odio' que se propuso que sus hijos murieran sin sufrimiento, que no soportaba que se fueran a criar con la familia de la madre de los menores, que ha tenido que perdonarse para seguir viviendo y que le gustaría pedir perdón a su expareja, aunque no supiera qué decirle. Todo esto ocurre 14 años después del crimen. Porque, como recoge el libro 'Personas, bestias', José Bretón no mostraba remordimiento alguno tras el crimen.
"Los arrepentimientos a veces tienen segundas intenciones. Por ejemplo, muchas veces es para intentar conseguir permisos penitenciarios. No sabemos si José Bretón se va a llegar a arrepentir en algún momento. Sin duda, actos como estos, de querer pedir perdón, a ojos sanos, parecen pedir ese acto de arrepentimiento. Pero es que muchos criminales son tan mentirosos que no te puedes fiar de ellos", precisa Carmen Corazzini.
En cuanto a la falta de empatía que se destaca sobre Bretón, la periodista de Mediaset destaca en 'Personas, bestias' la conversación que mantuvo el asesino con un agente infiltrado que se ganó su confianza para investigar los hechos. El policía le dijo al entonces sospechoso que fueran a merendar para que le contara cómo había matado a sus hijos y después irse de prostitutas y el criminal le dijo que le parecía "buen plan". En ese momento, "lejos de llorar, parecía animado", detalla la obra de Carmen Corazzini. Por ahora, Bretón sigue cumpliendo la condena en la cárcel de Herrera de la Mancha, en Ciudad Real. No puede pedir el tercer grado. En caso de que no se le conceda la libertad condicional antes, podría salir de prisión en en el año 2051, una vez se cumpla la pena que le impusieron.
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