Logo de El programa de Ana Rosa
El programa de Ana Rosa

Logo de El programa de Ana RosaEl programa de Ana Rosa

Ana Rosa Quintana, atónita ante la insólita confesión de José Bretón: "Es un monstruo"

José Bretón cumple condena en la prisión de Herrera de la Mancha. Fue condenado a 40 años por el asesinato de sus hijos, Ruth y José, pero ahora ha confesado cómo lo hizo en el libro de Luisgé Martín y sus declaraciones han provocado el estupor y la indignación de todos en 'El programa de Ana Rosa'.

"Pocos me parecen", decía Ana Rosa en alusión a los años que tendrá que cumplir en la cárcel. En un principio, se pensó que el móvil del crimen fue la violencia vicaria, pero Bretón apunta otros: "Me obsesionaba la idea de que se educaran al lado de la familia de mi mujer, que me parecía toxica, me deprimía la idea de que crecieran entre ellos sin estar yo delante. Ahí fue cuando empecé a volverme loco".

Pero hay más y es que da detalles de cómo llevó a cabo el crimen: "Disolví las pastillas machacadas en agua con azúcar y se la di para que bebieran. Antes de poner los cuerpos en el fuego comprobé que no respiraban, no se enteraron de lo que iba a pasar, confiaban en mí. No hubo sufrimiento".

Es más, su objetivo sería que no pudieran culparle si no encontraban los cuerpos: "Si no habia cuerpos, no podían acusarme de nada, no podían condenarme. Estuve a punto de conseguirlo, me faltó un poco de suerte".

"¡Es un sinvergüenza, es un sinvergüenza!", repetía Ana Rosa Quintana al escuchar estas palabras y no podía creer sus palabras: "¿Victimismo? ¿Justificación? ¿Nada de arrepentimiento? Este es un monstruo". De hecho, entiende que su perdón es "descafeinado" y que lo que hace es justificarse: "Dice que le faltó suerte. 'oye cuando yo quemé a mis hijitos, los quemé, me aseguré que estaban muertos, no sufrieron nada…"

La confesión de José Bretón

En su libro, Luisgé Martín reproduce el macabro relato de Bretón del crimen: “Había dos condiciones que tenían que cumplirse: que murieran sin sufrimiento y que los cuerpos desaparecieran luego para que no los encontraran. Sin cadáveres no hay crimen, eso está en cualquier novela policiaca. Tenía los medicamentos y tenía la leña en la finca, solo tuve que comprar el gasóleo.”