José Bretón confiesa cómo asesinó a sus hijos: "Antes de poner los cuerpos en el fuego comprobé que no respiraban”

  • Luisgé Martín ha revelado a través de su libro ‘El odio’ las confesiones de Bretón

  • Justifica el asesinato porque "me obsesionaba la idea de que se educaran al lado de la familia de mi mujer"

  • "Vaya tela que sea hoy el último día que te vea", reconoce Bretón que pensó el día del asesinato

Han pasado 14 años desde que José Bretón asesinase a sus hijos, un crimen que conmocionó a la sociedad por el hecho de que un padre acabase con la existencia de dos niños, Ruth de 6 años y José de 2, para destrozar en vida a su expareja. El escritor Luisgé Martín ha revelado a través de su libro ‘El odio’ las confesiones de Bretón, reconociendo que lo hizo todo por odio.

A través del intercambio de cartas, conversaciones telefónicas y vistas a la cárcel de Herrera de la Mancha, donde cumple condena José Bretón, Luisgé Martín ha compartido una relación con el asesino desde 2021, revelándole lo que pensaba aquél fatídico día en el que asesinó a los pequeños.

A través de revelaciones del libro adelantadas en El Confidencial, el escritor cuenta cómo José Bretón no soportaba la idea de que sus hijos se fuesen a criar con la familia materna ni soportaba que su relación con Ruth, la madre de sus hijos, hubiese terminado.

"Me obsesionaba la idea de que se educaran al lado de la familia de mi mujer, que a mí me parecía una familia tóxica…Ahí fue cuando empecé a volverme loco.”

“A estas alturas de mi vida no tengo ninguna necesidad de mentir, y mucho menos a ti. Decir la verdad es lo único que me puede salvar, y voy a seguir haciéndolo porque me viene muy bien para mi bienestar emocional”, le explica Bretón al escritor.

Los que pasó en la finca ‘Las Quemadillas’

José Bretón lo tenía todo preparado, los pequeños iban a estar unos días con él en la finca. “Había dos condiciones que tenían que cumplirse: que murieran sin sufrimiento y que los cuerpos desaparecieran luego para que no los encontraran. Sin cadáveres no hay crimen, eso está en cualquier novela policiaca. Tenía los medicamentos y tenía la leña en la finca, solo tuve que comprar el gasóleo.”

“La mañana del día ocho fui a despertarlos, pero cuando llegué a la cama mi hijo José ya estaba despierto y me echó los brazos para que lo cogiera. Al hacerlo pensé: "Vaya tela que sea hoy el último día que te vea, pero no puedo soportar la idea de que pases momentos allí". No recuerdo nada más. No sé si hablé con ellos, pero no hubo palabras especiales. No hubo despedidas ni sentimentalismo. Yo estaba ido. Solo pensaba en que todo acabara.”

"Antes de poner los cuerpos en el fuego comprobé que no respiraban, estaban ya muertos. No se enteraron de lo que iba a pasar".

Yo he tenido que perdonarme”

En cuanto a Ruth, afirma que “sí me gustaría pedirla perdón”, pero reconoce que no se atrevería a sentarse frente a ella. “No sabría qué decirle. Ni siquiera sé qué decirme a mí mismo, cómo entender lo que pasó. Yo he tenido que perdonarme, porque si no no podría seguir viviendo, pero nadie más puede hacerlo”

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