En una de las zonas cero de los incendios, Valdeorras (Ourense), los vecinos lamentan cómo estos días sus pueblos, que estaban llenos de vida, se han visto reducidos a escombros y ceniza. En una esquina se erige todavía una vivienda de la que tan solo queda una pared; en otra, la fachada se ha teñido de negro y también faltan tejados. Y así, hasta quince.
Es en la aldea de Alixo, en la "zona cero' de los incendios de O Barco de Valdeorras, donde estuvo el martes el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Allí, un vecino, Enrique Pérez, de 86 años, observa a diario, con resignación, lo ocurrido. Este afectado comenta, resignado, que la casa de sus abuelos ha quedado reducida a la nada. "Ardió todo. Mira qué vida. Toda una vida trabajando para esto", sostiene Enrique, al mostrar los efectos de las llamas: ardieron casas, árboles y huertas.
Raquel, también vecina de la zona, tras comprar hace años una casa allí, subraya, sobre su adquisición inmobiliaria: "Ahora... mirad para qué". Los vecinos de Alixo lloran por haber perdido sus viviendas, sus pertenencias y sus huertas. Con su patrimonio evaporado, la mayoría ha optado por alojarse en casas de familiares, en O Barco.
"Es duro ver esto cómo está ahora y ahora para qué", añade Raquel. En su caso, no le dejaron sacar nada: "Tenía allí todo, la ropa, el móvil, la medicación, todo ha quedado ahí... Lo mal que se pasa, es algo que sólo sabe el que lo pasa". Otro hombre todavía no se podía creer este miércoles lo que ha sucedido. "Lo perdí todo, teníamos muchos castaños y no ha quedado ninguno. Es muy triste". Se llama Manuel.
Este es el sentir común de los que han perdido sus casas y sus pertenencias en los incendios forestales registrados, desde el pasado jueves, en la provincia orensana