En España tienen lugar dieciséis mil infidelidades al día según los datos de Ashley Maddison, app de citas para personas con pareja. Este fue el motivo por el que en 2015 la compañía decidió fijar el 13 de febrero como Día del Infiel.
Para “celebrar” esta fecha tan señalada, preguntaron a los usuarios cómo disfrutaban de San Valentín. La mayoría confesó regalar a su pareja una cena romántica y a su amante juguetes sexuales. También se les preguntó dónde suelen ver a su amante, siendo la respuesta más común “un hotel”. Sin embargo, hay una duda que quedó en el aire: ¿Por qué una persona es infiel?
Lo primero que debemos saber sobre la infidelidad es que hay dos tipos: premeditadas e impulsivas.
Dicho esto, todas las infidelidades tienen algo en común: la falta de asertividad o, en otras palabras, no saber poner límites ni decir “no” ni expresar lo que necesitas.
Esta falta de asertividad a su vez puede estar provocada por distintos factores. Por ejemplo, la baja autoestima, haber crecido en una familia donde no te dejaban expresar tus sentimientos y pensamientos o haber tenido una relación de pareja tóxica recientemente.
En el caso de las infidelidades premeditadas, la falta de asertividad es con la pareja: no eres capaz de comunicar a tu pareja que ya no eres feliz en la relación, así que vives durante semanas, meses o años en un engaño hasta que tiene lugar la infidelidad.
¡Ojo! Muchas personas creen que para que haya cuernos tiene que haber ocurrido algo físico. Error. Antes de un beso o del sexo suelen aparecer comportamientos infieles igual de dolorosos que lo físico: hablar 24/7 con la otra persona, preocuparte más de lo que ella siente que de lo que siente tu pareja, tontear sutilmente, practicar sexting…
Al final, la infidelidad física es un detonante, es decir, una vía de escape que se usa como argumento definitivo para romper.
¿Qué pasa después de una infidelidad premeditada? Que algunas personas perdonan a su pareja porque piensan que el problema principal son los cuernos, cuando el problema principal es la falta de asertividad para cortar una relación a tiempo y con madurez.
En el caso de las infidelidades impulsivas, la falta de asertividad es con el o la amante: tú necesidad de complacer es tan grande, que priorizas lo que pueda pensar la tercera persona al daño que puedes causar a tu pareja.
Esto es lo que ocurre cuando estás de fiesta y un desconocido empieza a tontear contigo. Sube tu autoestima y sientes que estás en deuda con la otra persona, así que accedes a ir un pasito más, y después otro, y después otro, hasta que tiene lugar una infidelidad.
Lo mismo sucede cuando la infidelidad impulsiva tiene lugar con una persona conocida: un compañero de trabajo, un amigo o una expareja que reaparece. No hay comportamientos infieles previos (ni tonteo ni sexting ni conversaciones íntimas). Simplemente hay una atracción física que no sabes frenar.
¿El problema principal son los cuernos? Sí y no. Sí, porque provocan un deterioro de la confianza en la relación. No, porque de nuevo el problema principal es la falta de asertividad para decir “tengo pareja y no quiero nada contigo” a alguien que te atrae (y a quien le atraes).