La reina Isabel II, en su condición de jefe de Estado de 32 países de la Commonwealth, era una de las mayores terratenientes del planeta. Tras la repentina muerte de su padre, Jorge VI, la monarca heredó el trono en 1952 a los 25 años, aunque la ceremonia tuvo lugar el 2 de junio de 1953 ya que se preparó durante más de un año. Además, fue la primera en retransmitirse íntegramente por televisión. Elizabeth Alexandra Mary se hacía así con la corona británica y con un extenso patrimonio inmobiliario vinculado a la Casa Real. Ahora, tras su fallecimiento, su sucesor sería su hijo mayor, el príncipe Carlos.
No obstante, cabe destacar que la monarca, de 96 años, no es la dueña absoluta, como tampoco lo fueron sus antepasados. La mayoría del patrimonio inmobiliario de los Windsor pertenece al Estado británico y se gestiona a través del denominado 'Crown State'. A este pertenecen algunos de los palacios más emblemáticos como el de Buckingham, en el centro de Londres, residencia habitual de la soberana, o el castillo de Windsor.
A través de la Subvención Soberana, la reina recibe millones de libras de los impuestos para cubrir los gastos de los deberes oficiales y del cuidado de los palacios reales. Isabel II percebía alrededor del 15% del beneficio que generan las propiedades de 'Crown State'.
Según una lista realizada por London Times Rich, la monarca acumulaba un patrimonio personal de más de 500 millones de euros. En esa cantidad estarían los 93 millones de euros que le dejó su madre antes de morir. Entre los palacios de su exclusiva propiedad están el castillo de Balmoral, en Escocia, donde ha pasado las vacaciones de verano y sus últimos momentos con vida, y el palacio de Sandringham, en Norfolk (Inglaterra), donde la familia se reúne todos los años por Navidad.
Algunas de estas residencias reales son espectaculares ejemplos de arquitectura gótica, victoriana o modernista. Y, debido a su solemnidad y elegancia, son objeto de la curiosidad de millones de turistas de todo el mundo.
Hay que subrayar que Isabel II sí puede regalar hogares a miembros de la familia como lo hizo con Anmer Hall en Norfolk, obsequió que entregó al príncipe Guillermo y a Kate Middleton como regalo de bodas. También le dio Bagshot Park a su hija, la princesa Anna, y Frogmore Cottage a los duques de Sussex, el príncipe Enrique y Meghan Markle.
Asimismo, la reina ha disfrutado de los cientos de piezas del joyero real, aunque la mayoría, al igual que las propiedades inmobiliarias, pertenecen al Estado. Así mismo, Isabel II contaba con una colección personal que supera los 10 millones de euros.
Una gran amante de los animales, la monarca tiene unas cuadras con más de 30 caballos sementales que le reportan más de 10 millones de euros. También obtiene beneficios económicos de la cría de perros, y es que un cachorro de la camada real supera los 17.300 euros.
También es digno de envidiar su parque automovilístico. En esa colección tiene desde su primer coche, un 1900 Daimler Phaeton, hasta Rolls Royce exclusivos. En total, más de 15 millones de euros en vehículos.
Respecto a sus colecciones de arte, la reina cuenta con obras muy valiosas que le pertenecen a la familia real británica. Entre estas piezas se pueden encontrar desde cuadros de pintores como Vermeer, Rubens y Rembrandt hasta dibujos nunca antes vistos de Leonardo da Vinci.