Mónica García, en su primer discurso tras recibir la cartera como ministra de Sanidad: "En primer lugar quiero hacer un agradecimiento sincero a la labor de José Manuel Miñones. Desde ayer mismo nos ha tratado con el máximo cariño y profesionalidad posible. Gracias por tu trabajo".
"En segundo lugar quería dar las gracias a Yolanda Díaz y Pedro Sánchez por la confianza que han depositado en mí. Es una responsabilidad soñada para una defensora a ultranza de los servicios públicos y de la Sanidad pública, ser la ministra de Sanidad, la ministra anestesista de un Gobierno de coalición histórico.
La casualidad ha querido que esta toma de posesión coincida con el vigésimotercer aniversario del asesinito de un referente personal y un hombre muy querido en esta casa: Ernest Lluch. Vayan mis primeras palabras de recuerdo y un enorme cariño para su familia, sus compañeros y sus amigos. Mi primer compromiso es continuar con su enorme legado.
La generación de mis padres, ambos psiquiatras, --mi padre puede estar hoy aquí, mi madre no--. con Ernest Lluch a la cabeza, hace 37 años, sembraron la semilla del sistema nacional de salud del que hoy disfrutamos y estamos profundamente orgullosos y orgullosas.
La ley general de Sanidad no fue una ley más. Es una de esas leyes que marcan el sentido común de todo un país. No fue una simple ley, fue la primera piedra de la senda para conseguir nuestra sanidad; no como un servicio público más, sino el corazón que late debajo de nuestra sociedad y la joya de la corona de nuestro estado de bienestar.
Esta senda se recorrió ininterrumpidamente durante décadas convirtiendo a nuestro sistema sanitario en una referencia para todos los países del mundo, hasta que llegó el año 2012. Con los recortes y con la mutilación de nuestra universalidad comenzó una década perdida en la que se difuminó ese espíritu con el que había nacido la ley.
Los tres años de pandemia solo contribuyeron a profundizar en las grandes grietas surgidas en los años anteriores, pero también para tomar consciencia de nuestra vulnerabilidad; de que todos y todas somos vulnerables y todos y todas necesitamos a nuestros servicios públicos, que están siempre en las buenas, pero sobre todo está en las malas. Desde aquí quiero aprovechar para mandar todo mi agradecimiento a todos los profesionales que pusieron el cuerpo, que pusieron la vida para defendernos a todos y a todas.
Hoy, en el año 2023, tenemos una doble tarea histórica, que es recupera el orgullo de nuestra Sanidad tal y como fue concebida, pero también adaptarla al siglo XXI, empezando, como no,, por la emergencia climática, porque no hay salud sin la salud de ese planeta que nos acoge y nos da la vida.
Como ministra, pero también como médica, quiero que volvamos a sentir el orgullo de nuestra Sanidad pública. Es hora de recuperar la senda de su grandeza y volver a presumir de ella ante el mundo. Voy a desempeñar mi función como ministra con la misma vocación de servicio público que me ha acompañado todos los días de mi vida dentro y fuera del quirófano, dentro y fuera del hospital, y con la misma vocación con la que he visto a mis compañeros dejarse la piel para cuidar a sus pacientes. Hoy llevo un poquito de todos esos compañeros, de mi hospital, el 12 de octubre. En concreto el servicio de anestesiología y reanimación, a los cuales les tengo que agradecer todo lo que me han enseñado de la vida, de la profesionalidad, de la vocación y de todo lo que se puede trasladar a la política y hace que la política sea mejor".