Es mucha la información aportada por Ana Redondo en su primer discurso como ministra. Apenas una hora después de prometer su cargo ante el rey Felipe VI, la que fue vicealcaldesa de Valladolid ha acudido a la que en los próximos cuatro años de legislatura será su sede para recibir la cartera de Igualdad de manos de Irene Montero. Un esperadísimo encuentro entre el pasado y el presente de este Ministerio que ha dado fe de los cambios que supondrá que la diputada de Podemos deje de estar al frente del mismo.
El más visible, la no reivindicación del lenguaje inclusivo. Después de una extensa intervención de Montero en la que se ha despedido de su cargo y ha insistido en utilizar "todas, todos y todes", su sucesora no ha recurrido a la tercera fórmula en ningún momento. "Todas y todos", "hijos e hijas". Así cada vez que tocaba generalizar alguno de los conceptos de su discurso.
Este uso del lenguaje choca con lo manifestado por su predecesora escasos minutos antes. Según transmitió en su discurso de despedida, su trabajo al frente del Ministerio ha provocado que decir "todes" ya no sea "motivo de burla y desprecio", al menos para un sector de la población. "Ahora es una responsabilidad institucional de reconocimiento de las realidades no binarias", ha recalcado.
"Ministra, te deseo que nunca te dejen sola y que tengas valentía para incomodar a los hombres amigos de 40 y 50 años del presidente del Gobierno". Este es otro de los titulares que ha dejado Irene Montero como ministra saliente. Una dura intervención en la que se ha mostrado orgullosa del trabajo realizado y con el que ha defendido que Pedro Sánchez les ha "echado" tanto a ella como Ione Belarra del Gobierno "por haber hecho lo que dijimos que haríamos".