Para que una persona acceda a una pensión de jubilación de la Seguridad Social, hay que cumplir una serie de requisitos. El principal es tener cotizados 37 años y 6 meses o más, una vez se han cumplido los 65 años. No obstante, estas cifras van aumentando cada vez más. De hecho, a partir de 2027, se exigirán hasta 38 años y 9 meses cotizados.
Unos cambios que tienen como objetivo mantener la sostenibilidad del sistema público de pensiones. La cantidad máxima a percibir en 2022 son 2.820 euros al mes, pero son pocos los afortunados que reciben esa cifra monetaria.
Por otra parte, el sistema exige un mínimo de años de cotización para percibir la pensión, establecido en 15. Pero, ¿qué sucede en aquellos casos en los que no se llega a esa cifra? Si no se alcanzan los tres lustros de cotización, se puede optar a un tipo específico de pensión.
Se trata de una pensión no contributiva de jubilación, dirigida a los mayores de 65 años que se encuentren en estado de necesidad. Ésta asegura una prestación económica, asistencia médico-farmacéutica gratuita y servicios sociales complementarios.
La Ley de Presupuestos Generales del Estado (PGE) de 2022 incluye una revalorización del 3% de las pensiones no contributivas, de modo que la cuantía anual queda en 5.899,60 euros, abonada en 12 mensualidades más dos pagas extras al año. Es decir, la cantidad que reciben las personas que no llegan al mínimo de años cotizados es de 421,40 euros mensuales.