El actual sistema de matriculación está compuesto por letras y cifras que se van combinando para darle una “identidad” concreta a cada vehículo. Sin embargo, hay algunas letras prohibidas que no pueden utilizarse y números ‘malditos’ que no siempre son bien acogidos por los usuarios.
El cambio al actual formato se produjo el 18 de septiembre de 2000, cuando el sistema de matriculación se adaptó al modelo propuesto para todos los países de la Unión Europea. Desde entonces, además de la banda azul con la E de España, cada matrícula está compuesta por cuatro números y tres letras.
Esta combinación proporciona un gran número de variaciones. Tanto es así que más de dos décadas después de su implantación se están empezando a matricular los primeros vehículos con la letra M –recordemos que se sigue un orden alfabético–. Hay que tener en cuenta que a cada una de las 9.261 combinaciones de letras posibles le corresponden 10.000 combinaciones numéricas.
Las variaciones que emplean en las matrículas de coche españolas tienen algunas restricciones, ya que hay letras que no se pueden utilizar. La razón es evitar formar palabras o siglas que puedan dar lugar a alguna confusión o que directamente sean malsonantes.
Por eso, la primera decisión fue excluir las vocales, dado que con ellas se pueden crear un buen número de palabras o siglas (AMA, PEO, ETA…) e incluso nombres propios (ANA, BEA, LEO…). La propia DGT lo explica del siguiente modo: “Las letras tienen una peculiaridad. Comienza siendo BBB y acaba como ZZZ, pero las vocales no entran en este sistema para evitar combinaciones malsonantes y siglas que tuvieran algún tipo de significado”.
Además, tampoco se pueden usar las letras LL y CH, puesto que a pesar de encontrarse en el alfabeto, están compuestas por dos caracteres. A todas ellas hay que añadir dos más: la Q y la Ñ. En este caso, la causa no tiene nada que ver con combinaciones controvertidas sino con el hecho de su parecido con las letras O y N. Las matrículas deben verse con facilidad y no deben causar confusión al echar un rápido vistazo.
En el sistema de matriculación solo hay letras prohibidas –como hemos comprobado, un total de nueve–, pero también hay números considerados ‘malditos’, es decir, aquellos que no suelen gustar a los conductores por el significado que tienen asociado. Un buen ejemplo es el 13, considerado como el de la mala suerte en casi todo el mundo. Tanto es así que muchos edificios no tienen esta planta y en los aviones no existe la fila con esa cifra. Además, tampoco son bienvenidos el 69, por sus claras connotaciones sexuales, o incluso el 666, relacionado con la religión por ser considerado el número del diablo.
Finalmente, hay que señalar que en el momento de comprar un coche nuevo en España no es posible obtener una matrícula personalizada, sino que habrá que esperar a ver cuál le corresponde. Por lo tanto, la única opción pasa por esperar en el caso de que se vaya a dar una combinación de letras que se ajuste a las preferencias.