La eutanasia, o varias de sus acepciones como suicidio asistido, o incluso el derecho a morir dignamente, es una palabra que siempre trae polémica. Pese a que la Ley de la Eutanasia se aprobó en España por unanimidad el pasado 2021, los partidos nunca acaban de ponerse de acuerdo en muchos de las especificaciones.
Es un tema complejo, con muchas ramificaciones, y todo el mundo parece tener una opinión. Pero aunque parezca algo bastante reciente, lo cierto es que llevamos hablando sobre ello desde hace más tiempo del que creemos. La "ayuda a morir" lleva desde la época de los griegos y los romanos (¿nos suena la cicuta?), pero tal y como la conocemos hoy en día, se inició a finales del siglo XIX, generalmente siempre con la Iglesia Católica en contra, debido a las fuertes creencias cristianas contra el suicido y la ayuda a la muerte.
Hoy vuelve a estar en boca de todos gracias a la última película de Pedro Almodóvar, La habitación de al lado, pero no es la única vez que se ha tratado el tema en el cine. Porque al final el séptimo arte siempre trata de reflejar los debates que tenemos en la sociedad. Y el debate sobre la eutanasia es muy profundo y repleto de espinas.
Seguramente si pensamos una lista sobre películas que tratan sobre la muerte asistida, nos vengas varias a la mente. De hecho, una de ellas, una de las historias más dramáticas de nuestro cine reciente, y basado en hechos reales. Estamos hablando de Mar adentro, dirigida por Alejandro Amenábar, que nos cuenta la historia de Ramón Sampedro, interpretado con brillantez y aplomo por un Javier Bardem inconmensurable. Sampedro fue el primer ciudadano en pedir en España la eutanasia y el suicidio asistido, y aunque le fue negado, y su caso es uno de los más complejos de nuestra historia reciente, fue pionero en la lucha por poder morir en nuestros términos.
Casualmente, en el mismo año también tuvimos otra película que trataba el mismo tema. En este caso, nos llegó desde Hollywood. Estamos hablando de Million Dollar Baby, dirigida y protagonizada por Clint Eastwood junto a Hilary Swank y Morgan Freeman. En ella, conocíamos a una boxeadora y su entrenador, y como un fatal accidente le deja tetrapléjica, postrada en una cama de hospital, hasta el punto de pedir a su entrenador que le ayude a morir. Lo más relevante de ese final es precisamente la reticencia del personaje de Eastwood, que al principio no solo se niega, sino que le horroriza la idea, pero finalmente acaba aceptando. Porque volvemos sobre el mismo leit motiv: una persona debería tener el derecho a decidir cómo morir o, al menos, bajo sus circunstancias.
El tema siempre ha sido un tabú, sobre todo en nuestro país. Pero gracias a historias como la de Amenábar o la de Eastwood, han podido darse grandes avances y que la sociedad actual hable mucho más sobre el tema de lo que se hacía un par de décadas atrás. Aunque si hay una película que haya tratado el tema de la forma más cruda posible, esa es Johnny cogió su fusil, dirigida por Dalton Trumbo, que también escribió la novela original. En la dura historia, conocemos a Joe Bonham, un soldado de la I Guerra Mundial que es herido en combate, perdiendo todas sus extremidades, el habla y los sentidos de la vista, el oído, el olfato y el gusto. Tras unos duros años en los que rememora sus recuerdos más amargos, consigue comunicarse con los médicos, deseando que acaben con su miseria, pero estos no aceptan.
El desenlace es muy duro y va directo al corazón. Johnny cogió su fusil no es una película para todos los estómagos. Y aunque nació como un alegato antibelicista (y su estreno en cines coincidió en tiempo con los años finales de la Guerra de Vietnam), hoy en día también es reverenciada como una visión sobre la eutanasia. ¿Hasta que punto debemos permitir vivir a una persona que no quiere seguir viviendo? Un debate que lleva décadas implantado en la sociedad. Más recientemente podríamos encontrar la película de Barry Levinson No conoces a Jack con Al Pacio dando vida al patólogo Jack Kevorkian.
"Morir no es un crimen”. Ese fue el lema de Kevorkian, que ayudó a morir a 130 personas, por lo que fue condenado a prisión y posteriormente indultado. La interpretación de Pacino le valió un Emmy, un Globo de Oro y un Premio del Sindicato de Actores. "Cuando muere un paciente que está agonizando, se impone la verdadera vocación del médico. Uno debe hacer todo lo que puede, a petición del paciente, para que su muerte sea humana, rápida e indolora…", afirma el personaje durante una parte de la película, que fue ampliamente aplaudida por la crítica. Aunque un personaje polémico, que fue comparado por algunos con el infame doctor Mengele.
Tampoco debemos olvidar Mi vida es mía, una película de 1981 protagonizada por Richard Dreyfuss, y que está bastante olvidada, pero que también nos mostraba la lucha entre un escultor paralizado en todo el cuerpo y el sistema legal estadounidense, ya que los tribunales son los únicos que podían autorizar a un médico a ayudarle a morir. Un drama humano que fue un fracaso en taquilla, pero que añadía una nueva visión a un tema que seguía siendo ocultado por gran parte de la sociedad. Así que hoy, en pleno 2024, cuando todavía cuesta hablar sobre la muerte, la película de Pedro Almodóvar es necesaria, y ayuda a seguir reflexionando sobre un tema complejo pero del que tiene que hablarse, y en el que hemos avanzado gracias a leyes como la Ley de la Eutanasia.
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