La habilidad para poner la atención en las cosas importantes, positivas y útiles e ignorar al resto es la llave para la felicidad. Enfocar nuestra mente en aquello que nos favorece, nos ofrece un beneficio, o un aprendizaje, es una habilidad que todos podemos entrentar y que determinará nuestro bienestar. Como dice Daniel Goleman en su libro Focus, controlar dónde ponemos nuestra atención es el motor para la excelencia y la felicidad.
No es algo fácil, pero hoy en Enphorma, vamos a empezar a ponerlo en práctica y veremos cómo en apenas unos días notaremos cambios importantes en nuestro estado de ánimo.
Focalizar nuestra atención en aquello que nos hace bien, es una capacidad innata de nuestra mente, pero que la mayoría de nosotros no hemos conseguido desarrollar, nadie nos ha enseñado. Posiblemente estemos hablando de la habilidad mental más determinante para tener una vida plena y a menudo no la valoramos ni la trabajamos lo suficiente. Pensamos que la actitud o el pensamiento positivo son más importantes, pero la realidad, es que lo que nos mantiene con una actitud positiva es un buen control de nuestra atención, evitando pensamientos y emociones que nos generen estrés o preocupación excesiva.
Una mente atenta orienta la atención sólo hacia aquello que nos suma, hacía lo que necesitamos en cada momento. Las personas que consiguen desarrollar esta habilidad, minimizan su sufrimiento, disfrutan de un ánimo y una actitud envidiable y están en mejor disposición de poder ayudar más a las personas de su entorno. También se sobreponen rápidamente a casi cualquier revés de la vida.
Porque nuestro cerebro esta hecho fundamentalmente para sobrevivir, (no para ser felices), por eso nuestra mente de forma natural divaga constantemente pensando, o en hechos del pasado, o anticipando o fantaseando con posibles futuros, que en muchas ocasiones, no llegan a ocurrir. Lo que motiva todo este divagar, es la propia naturaleza del ser humano, con la intención de adaptarnos mejor al entorno, de aprender o prepararnos para lo que pueda venir.
Pero una mente errante es una mente infeliz. Romper con esta tendencia innata requiere esfuerzo y constancia como cualquier otra habilidad, pero sin duda que merece mucho la pena trabajarlo.
Lo primero de todo es poner orden en nuestro interior, priorizar qué cosas y qué personas son realmente importantes para nosotros, tener claro lo que buscamos en la vida. Intentar tenerlo muy presente desde que nos levantamos de la cama y recordarlo varias veces al día.
Lo siguiente es practicar la atención selectiva, enfocarnos especialmente en aquellos estímulos que recibidmos del exterior que sean verdaderamente relevantes para las prioridades que nos hemos establecido, evitando distraernos con todo lo superficial o irrelevante, ignorar aquello que nos incomoda o perjudica nuestro ánimo y poner el foco en las soluciones ante cualquier inconveniente que nos encontremos en el camino.
Por último, cuidad nuestras nuestras relaciones sociales, detectar qué personas nos generan estrés o ansiedad y tratar de arreglar esta situación o, simplemente apartarnos y rodearnos de gente que nos transmita calma o bienestar.