Espontánea, divertida y con mucha chispa. Así era Amal, la joven de dieciocho años que estuvo luchando por el corazón de Óliver durante varias semanas y que consiguió enamorar a la audiencia a golpe de naturalidad en el año 2010.
Tras ser expulsada por su tronista, el programa decidió darle la oportunidad de ocupar el trono que Maite Gallego había dejado libre días antes y la joven inició su reinado el día 5 de agosto de 2010. Eso sí, su debut no fue nada fácil, ya que protagonizó un rifirrafe y, además, no pudo controlar las lágrimas al hablar de su complicado pasado.
El plató de ‘MyHyV’ se convirtió en una auténtica verbena el día en que Amal ocupó el trono más famoso de la televisión y, entre globos y decoraciones festivas, la nueva tronista entró al programa bailando con Pipi Estrada.
El recibimiento por parte del público no pudo ser más cálido, ya que a todos les había gustado su paso por el programa como pretendienta de Óliver. Sin embargo, hubo a alguien a quien no le hizo mucha gracia la llegada de Amal al programa.
Silvia Sicilia, la otra tronista que reinaba por aquel entonces, dejó claro que su nueva compañera no era de su agrado. Pero ¿cuál era el motivo? Días antes, Amal había acudido al programa para contar que Rubén Vázquez, pretendiente de la canaria, se había saltado las normas y había tenido un affair con ella.
Pero su tenso encuentro con Silvia Sicilia no fue lo único que marcó el debut de Amal en el trono de ‘MyHyV’. La tronista de dieciocho años rompió a llorar cuando empezó a hablar de las “experiencias duras y traumáticas” que había vivido en su infancia y adolescencia.
Amal explicó, entre lágrimas, que le había faltado cariño en su niñez y que nadie le había dicho ‘te quiero’ nunca. Por eso, para ella era importante encontrar a alguien que fuera parecido a ella, que le diera “cariño” y que tuviera “chispa”.
Pero no todo fue tensión y lágrimas en su primer día en el trono de ‘MyHyV’. A Amal le salió una sonrisa de oreja a oreja cuando empezó a recibir a sus primeros pretendientes, unos chicos que habían decidido presentarse al casting solo para conocerla a ella.
El primero en entrar fue Daniel, un joven de dieciocho años que le llevó un regalo muy especial: unos bombones para pasar muchos momentos dulces. Sin embargo, aquella muestra de romanticismo no ablandó el corazón de Amal, que aunque decidió darle una oportunidad, no dudó en recalcar que le habían llevado pretendientes “muy jovencitos”.