Maite Galdeano acusó a su hija, Sofía Suescun, de echarla de casa y afirmaba que Kiko Jiménez, su pareja, era quien la había inducido a hacerlo. Sin embargo, Kiko nos habló de un episodio muy complicado con Maite y la propia Sofía hablaba de una delicada situación en redes sociales. Ahora, la influencer deja claro que quiere priorizarse a sí misma.
"Ahora entenderéis mi desaparición por aquí estos últimos días", comenzaba a decir Sofía Suescun en redes sociales después de que saltara la noticia. Aseguraba que lleva mucho tiempo intentando "disimular y ocultar un problema grave" pero ha llegado la hora de afrontarlo: "Son muchísimos años de sufrimiento donde he soportado comportamientos muy desagradables por parte de mi madre, basados en unos celos tóxicos e irracionales que han sobrepasado límites."
Para ella, el tiempo que ha pasado en 'Supervivientes' le ha servido para reflexión y ser "muy feliz sin vivir la gran pesadilla que llevo tantísimo tiempo arrastrando en mi casa". Eso sí, dejaba claro que su madre no está bien "y necesita ayuda urgente": "Por más que lo he intentado siempre me encuentro con una negativa por su parte".
Tras la polémica, Sofía ha hecho una nueva publicación en las redes sociales en la que se mostraba agradecida: "Gracias a toda esa gente que me está arropando en un momento tan delicado. Agradeceré enteramente la cantidad de mensajes con cariño y respeto que estoy recibiendo".
Pero además, ha publicado un vídeo en la que la vemos tranquila y relajada mientras nada en su piscina, un momento que acaba tomando un delicioso desayuno. "Ha llegado el momento de priorizar mi paz mental y amor propio", decía la influencer.
'TardeAR' nos mostraba en exclusiva las primeras palabras de Maite Galdeano, que hacía una petición: "Le pido a Dios que te metas en la cabeza de Sofía y que le digas que me perdone, que me acepte en casa como siempre, que me levante le castigo".
Maite quiere que su hija la deje volver a casa y se mostraba dispuesta a no decir "nada del otro", sin embargo, no tardaba en atacarle: "A él le pica que es mi niña, es mía y eso a él le mata, es mía, es mía, yo la he parido y es mi hija, no es de él y eso a él le repatea".
Y, entre lágrimas, se dirigía a su hija para pedirle: "Perdóname, por favor, estoy dispuesta a hacer lo que quieras, a que me piséis la cabeza. Solo quiero estar con mis perros y mis gatos. Perdóname, pero no puedo seguir así, no puedo".