Ante el juicio contra Brian, presunto violador de Igualada que agredió sexualmente a una menor de tal forma que casi le cuesta la vida. Manuel Marlasca analiza en 'TardeAR' qué sucedió y cómo consiguieron los Mossos detenerle pasados los meses.
Todo ocurrió una madrugada en torno a las seis de la madrugada en Igualada. Una joven salió de una discoteca y se dirigió a un tren, sin embargo, su agresor iba tras ella. Una decena de cámaras de seguridad siguieron su recorrido pero las imágenes no tenían efectos identificativos y es que iba con el rostro completamente cubierto con lo que no pudo verse ningún detalle que desvelase su identidad.
Sin embargo, hubo una pista crucial. Unas horas antes, unos vecinos denunciaron a un grupo de gamberros que habían destrozado unos coches. Mossos identificó a todos menos a uno, que llevaba la misma capucha que el agresor de esta joven. El resto de ellos facilitaron un número de teléfono, lo que llevó a los investigadores a Brian.
Supieron que había agredido a su hermana de siete años y, poco a poco, cuadraron la investigación. Le sometieron a un estrecho seguimiento y lo que descubrieron es que llevaba las mismas zapatillas y la misma mochila que se veía el día de la agresión.
Tan hilado estaba que cuatro meses después, detuvieron al individuo y en los registros encontraron dos pruebas cruciales: "Una chaqueta que guardaba todavía ADN, restos biológicos de la víctima, y un teléfono móvil en el que Brian había consultado el camino desde la discoteca hasta su domicilio".
Tras la brutal agresión, la menor tuvo que ser operada de urgencia por los desgarros que había sufrido. Ahora se pide una condena de 45 años de cárcel para el presunto autor de la violación además de solicitar su expulsión cuando cumpla la pena de cárcel ya que es de Bolivia.