Los supervivientes encontraron una nueva manera de entretenerse. Con un plato de madera y una de sus botellas, los concursantes inventaron su propia versión del famoso juego. Anabel explicaba la dinámica: “La giro y esa persona tiene que decir algo bueno y algo malo de la otra. Pero al terminar, tienen que darse un piquito”.
Las primeras en inaugurarlo eran, precisamente, Anabel y Ana Luque, que terminaban dándose un piquito de lo más natural entre risas. Ignacio y Alejandro eran los siguientes. Después de juntar por una milésima de segundo sus labios, ambos salían corriendo hacia al mar para lavarse la boca.
Después de varias rondas, de nuevo Alejandro se veía en la situación de besarse con otro de sus compañeros, esta vez con Yulen. Tras su pico, gritaban y se separaban en tiempo récord. “Estáis más tontos”, bromeaba Nacho Palau, que momentos más tarde se besaba con Yulen.
El presentador tomaba la palabra: “Madre mía, cómo se escandalizan”, decía. El resto del plató coincidía con él: “Es como de niños pequeños”. Kiko Matamoros, además, añadía algo más: “En el fondo están encantados, les gusta besarse, les da morbo”. “Montar esa exageración por esos besos…”, concluía Jorge.