Rocío Carrasco ha narrado cómo vivió los últimos meses de vida de su madre, su ingreso en Houston, el regreso a España y su último adiós. Pasó todo ese tiempo separada de sus hijos y, cuando se reencontró con ellos, su hija le hizo una pregunta que le hizo ver que todo había cambiado.
Rocío viajó a Houston alertada por una amiga de su madre: Rocío Jurado había empeorado. Cuando llegó, la cantante estaba en la UVI intubada a consecuencia de un virus y, aunque se recuperó pronto de esta dolencia, permaneció ingresada durante mucho tiempo. Consiguió volver a España gracias a un avión medicalizado y su hija estuvo con ella durante todo el tiempo, hasta que llegó aquella “eterna madrugada”.
Llorando, Rocío nos ha contado que en el multitudinario adiós todo el mundo lloraba a la artista, pero ella lloraba a su madre. Aún recuerda el entierro, había gente caminando por la carretera, que tiraban flores, esperaban en los puentes para verlos pasar…
Y, pasado este momento, pidió reencontrarse con sus hijos. Rocío y David habían pasado todo ese tiempo con su padre, porque Rocío no quiso que vieran a su abuela enferma, con lo que habían pasado cuatro meses separados. “De repente escuché el timbre y eran ellos”, empezaba a narrar Rocío.
David fue corriendo a sus brazos y le besaba mientras le decía: “mamá, no llores”. Pero la actitud de la niña fue muy diferente y con una sola pregunta, hizo que su madre entendiera muchas cosas: “Nada más llegar, se sentó en esas escaleras de tres peldaños, el niño estaba encima de mí todavía, se quedó mirándome y me dijo: ‘¿Mamá, ahora qué va a pasar con las casas de Miami?”
“En ese momento supe que todo había cambiado”, decía Rocío entre lágrimas y es que no podía entender esa pregunta en una niña de nueve años: “Supe que esa semilla del mal, que yo siempre he dicho que habían implantado en ella, había terminado germinando y estaba floreciendo”.
Empezó a llorar “como una niña pequeña” porque sintió que el mundo se le venía encima: “Cuando escuché esa frase de una niña de nueve años, que se acaba de morir su abuela, que su madre está destrozada…” Cree que Rocío había llegado con una “lección aprendida” y supo que había un antes y un después: “A esa niña, la había parido yo pero parecía que no tenía nada de mí”.
Pero ¿A qué casas se refería? Al parecer, se trata de dos apartamentos, uno que Rocío Jurado compró estando soltera y otro que adquirió ya casada con Ortega Cano.
Antonio David Flores siempre ha dicho que fue uno de los primeros padres en conseguir la custodia compartida de sus hijos pero Rocío le ha recordado que fue ella quien se la ofreció y que no se la concedió ningún juez.
Además, se insinuó que David se habría visto obligado a renunciar a cierto patrimonio económico a cambio de la custodia, algo que ella ha desmentido mostrando todas las cláusulas del texto: la única condición económica era la relativa a la manutención de los niños, que se rebajaba a la mitad.
Nada más comenzar el programa, Carlota Corredera daba las buenas noches y quien respondía era la propia Rocío Carrasco. La protagonista de la serie de documental explicaba que es muy difícil contar 20 años de una historia que es su propia vida así que, ahora que hemos llegado al ecuador, cree que hay que hacer un parón.
Una pausa para aclarar y explicar ciertas cosas y lo hará ella en primera persona y en directo el próximo miércoles en plató.miércoles en plató.