Alberto Aguilar vio cómo su hija Patricia cumplía 18 años y desaparecía sin avisar. Nada hacía presagiar ese cambio de actitud cuando celebraban su cumpleaños días antes. "El primer gigante al que nos enfrentamos fue el pensar que no conocía a Patricia porque tenía otra vida que no conocía", explicaba. Lo que sucedió no fue una desaparición voluntaria, sino inducida. Patricia había sido captada por una secta.
La investigación sobre la desaparición de Patricia llevó a encontrarla en Perú. Félix Steven Manrique fue el 'gurú' que había montado su propio harén y que había manipulado a Patricia desde que ésta tenía 16 años a través de las redes sociales.
Cuando Alberto supo el paradero de su hija no lo dudó y acudió al país, donde se encontró también con una policía muy limitada por los medios. Aún con todo, afortunadamente descubrieron la ubicación de Patricia, que estaba abandonada en la selva en condiciones infrahumanas junto con más mujeres que había tenido su misma suerte.
"Cuando me contaron que Patricia estaba viviendo en la selva, sola, con los niños, sin agua, sin luz... Me pareció increíble que hubiera llegado a estar en esa pobreza extrema. Me sentí aliviado de saber que la iban a sacar de allí", recordaba Alberto sobre el rescate.
Después tuvo que estar veinte días sin ver a su hija ya que Patricia estaba recibiendo apoyo psicológico. Hoy en día Alberto se sigue emocionando ante lo duro que fue. Pero una vez pasada la pesadilla, padre e hija volvieron a España y pudieron retomar la vida que habían dejado. Además, Patricia había sido madre así que la familia disfruta ahora también de Naomi, el nuevo miembro de la familia.