La aventura de Rosario Montes en San Marcos no empieza con buen pie. La cantante acude a la hacienda de los Reyes Elizondo en busca de Juan David, sin embargo, se encuentra con los mellizos Erick y León, que le reciben de la peor de las maneras.
Montes conduce hasta la hacienda de sus viejos amigos para buscar al joven que tanto le ha llamado la atención. Allí la esperan Erick y León, quienes creen que la artista es una ladrona y la retienen en las caballerizas. Hecha una furia, Rosario se marcha asegurando que la cosa no quedará así.
Tras el escándalo y temerosos de ser denunciados por la artista, los hijos de Juan y Norma visitan a Rosario en compañía de su hermano mayor. Rosario se pone muy nerviosa al descubrir que los Reyes han ido a buscarla y amenaza con llamar a la policía. La bailarina por fin conoce formalmente a Juan David y con tan solo estrechar su mano se estremece. Ambos quedan prendados el uno del otro y olvidar el encuentro resulta totalmente imposible.
Cuando Juan descubre que la mujer con la que han tenido un incidente sus hijos no es otra que la ex de su hermano Franco, enloquece y brota contra ellos. Una salida de tono de Reyes provoca que su mujer Norma le de una bofetada y se cree un cisma entre ellos. ¿Logrará la familia solucionar sus problemas y permanecer unida?
Con el paso de los días, la preocupación de Jimena por su marido no hace más que aumentar. Óscar desaparece sin avisar a nadie, pasa muchas horas lejos de la hacienda y se mantiene todo el tiempo en actitud ausente. A todo esto existe una sorprendente explicación. ¡Óscar tiene un hijo secreto! La madre del niño trata de presionar al hermano de Juan y Franco para que tenga relaciones con ella, pero él se niega y asegura que quiere a Jimena.
Sin poder sacarse de la cabeza a Juan David, Rosario vuelve a poner rumbo a casa de Juan y Norma. Por una trampa de su asistente, el coche de Montes falla y se queda tirado en la carretera. Lo que la estrella del bar Alcalá jamás podría imaginar, sería que quien le asistiese en al carretera no iba a ser otro que Andrés Reyes, hijo de Sara Elizondo y Franco Reyes, el que fuera su gran amor.