Hace siete años que Noemí Salazar dio el “sí, quiero” a su actual esposo Antón. Desde entonces han construido una hermosa familia junto a su hija Noemí y recientemente han comenzado una nueva vida en un lujoso nuevo hogar.
La habitante de 'GH' vivió un día de recuerdos hace unos días volviendo a ver el vídeo de su boda. La pareja recordaba con cariño su monumental boda, llena de tradición y cultura gitana. “Qué recuerdos” escribía mientras compartía las imágenes en su perfil personal de Instagram.
Acostumbrada a compartir su vida por redes sociales, la exconcursante de ‘Gran Hermano VIP’ muestra del mismo a sus seguidores el día a día de su particular familia. Sin tomar demasiado protagonismo, el hombre de la casa se deja ver en los stories de su mujer, donde la gitana más famosa de la televisión cuenta sus momentos más dulces pero también los más amargos. El amor y la complicidad que existe entre ambos ha provocado que los fans de Noemí cojan especial cariño a Antón y sus meteduras de pata, peleas y reconciliaciones son seguidas al dedillo por todos sus seguidores.
Gracias al programa ‘Palabra de gitano’, España entera pudo vivir por televisión la boda con la que Noemí Salazar llevaba años soñando. Junto al hombre de su vida, el 16 de septiembre de 2013 la ‘pijitana’ juraba amor eterno en una ceremonia llena de brillo. Al más puro estilo gitano, con 21 años Noemí llegaba virgen al matrimonio y se confesaba con miedo muchos nervios ante su noche de bodas.
“Me caso con el hombre que siempre he soñado”, una jovencita y tímida Noemí decía estas dulces palabras ante la cámara. Para ello, viajaba de Vallecas a Marrakech junto a sus padres, su hermano pequeño y su futuro marido para buscar las telas más exclusivas del país. Su objetivo: tener el vestido de novia más espectacular y nunca antes visto. Su madre, experta costurera, confeccionaría los dos vestidos que vestiría el día de su boda. Ni más ni menos que unos 200 € aproximadamente se gastaron madre e hija en las telas más brillantes que encontraron.
La ceremonia tuvo lugar en un idílico jardín, dentro de unos grandes salones en Madrid, donde un pastor evangelista les convirtió en marido y mujer. Entre lágrimas de emoción, Noemí daba el “sí, quiero” enfundada en un vestido blanco ajustado de corte sirena y completamente cubierto de brillantes. Un escote de vértigo, la espalda descubierta y una larga cola de volantes daban el toque perfecto para un vestido espectacular. En la cabeza, una inmensa corona plateada y adornada con las mismas piedras que el vestido sujetaba el velo.
El segundo vestido, al más puro estilo árabe y de color coral con apliques dorados, llegaba para dar “la honra”, un acto donde se demostró la virginidad de la joven. Emocionado, Antón mostraba su orgullo ante la mujer que le acompañaría el resto de su vida.
Entre los invitados se encontraron ni más ni menos que Los Chunguitos, tíos del novio, y su hermana Encarna de las Azúcar Moreno, que recalcaba lo impresionante que lucía la novia. Como obsequio por parte de los invitados, la pareja recibió 3.316,70 €. Una boda por todo lo alto en la que bailaron y disfrutaron como nunca antes tanto los novios como toda su familia.