Chelo García-Cortés sabe de primera mano lo que es vivir bajo el foco que juzga al diferente. La colaboradora de 'Sálvame' lleva catorce años de directos vertiginosos en su programa, de exponerse a los demás para dar lo mejor de sí y de haber roto también una barrera invisible. La veterana periodista es un referente en su profesión y en los últimos tiempos y, sobre todo para los jóvenes, se ha convertido en un icono LGTBI por presentar su realidad con naturalidad.
De aquella "noche de amor" que tuvo con Bárbara Rey no solo ha salido una línea de merchandising de camisetas o tazas con la épica confesión. Aquella frase y momento que ya forma parte de la memoria del colectivo español fue una liberación sobre un silencio cómplice. Sobre décadas de no implicarse, de no atreverse suficientemente y de estar todavía demasiado presente el armario que ella tanto detesta y en el que todavía hay muchos que se esconden.
Cada vez más consciente de que hay que luchar por las libertades de las personas y de que con ella hay cierto magnetismo, Chelo García-Cortés explica sus cuentas pendientes, habla de su deseo de dar algún día el pregón o de poder ir en una carroza en el Día del Orgullo. Pero, ante todo, y si hasta ahora no había alzado suficiente la voz, la colaboradora de 'Sálvame' saca su lado más guerrero para reivindicar lo que aún falta para el colectivo.
Con Chelo García-Cortés celebramos el Orgullo, pero también estos días de seguir en la lucha, tal como nos ha contado en esta charla exclusiva para Outdoor.
PREGUNTA: ¿Qué sentido tiene para ti la celebración del Orgullo? ¿Es necesario?
RESPUESTA: Desde el momento en el que seguimos hablando del Orgullo es que sí es necesario. A mí me gustaría que no tuviéramos que hacer ninguna celebración especial porque la gente normalizara la vida de cada uno. Es verdad que yo no necesito llevar una pulserita para decir que hay que luchar por la libertad de las personas, pero estoy muy preocupada con la situación de ahora. Tenemos que ver qué hacemos no solo con el Orgullo, sino con las libertades de las personas. Hay tantos seres humanos en estos momentos que van a necesitar de nuestra ayuda… Nunca he participado en el Día del Orgullo, nunca he ido en una carroza en el desfile, pero si hasta ahora no he dado mucho la cara, creo que a partir de ahora la daré más.
¿Por qué? ¿Tienes miedo de lo que pueda venir ahora?
Sí, lo tengo y mira que no quiero que vosotros lo tengáis porque quiero que la gente joven sea valiente, pero no es fácil. No es fácil hablar con tus padres, no es fácil que en el colegio te acepten, no es fácil que nazcas mujer y te des cuenta de que eres un hombre. No es nada fácil. Yo quizás lo he tenido más fácil porque yo nací mujer, soy una mujer y vivo y me casé con una mujer. Me casé y voy a seguir casada, que os quede claro.
Uno de tus grandes logros, aunque sea terrible calificarlo así a estas alturas, es haber dicho con naturalidad y en público que eres bisexual. ¿En qué momento decidiste contarlo y por qué?
Realmente no recuerdo por qué surgió. Todo partió cuando hace más de diez años Bárbara Rey dijo públicamente en esta cadena 'Chelo y yo hemos tenido una noche de amor'. Yo ya había hablado de mi bisexualidad. Lo hable con naturalidad en Telecinco y luego mi padre me preguntó que si era verdad que tenía relaciones con una mujer. Yo tenía 27 ó 28 años y le dije que sí era cierto. A partir de esa naturalidad que tuvo mi padre y del amor que me dio, yo desde ese momento me eché el mundo por montera. A mí lo único que me preocupaba era él. Mi familia también lo aceptó. Yo descubrí que era bisexual a los 27 años. No a los 10. Y yo lo viví con naturalidad.
¿Tenías algún referente en el que reflejarte?
Yo no. En mi casa no había ningún referente. Yo solo he tenido referentes en el mundo de la comunicación. Mi abuelo era escritor y periodista y ha sido el único referente que he tenido. A nivel sexual soy la pionera en la familia García-Cortés. Ahí he salido única o no han querido decirlo. No sé.
Durante el proceso de ya no esconderse, ¿te has sentido juzgada por tu manera de expresarte o de vestir?
A nivel laboral algún gracioso ha podido decir alguna tontería porque no me pongo tacones, cruzo la pierna o no llevo falda… Pues no, no llevo falda porque no me apetece, puedo cruzar la pierna muy bien cruzada y los tacones me son incómodos. Creo que sé llevar muy bien el pantalón y eso no quiere decir que sea una mujer o no sea femenina. Con las americanas también me he sentido siempre muy cómoda y me dan seguridad. El único complejo que tengo yo son los brazos que están ahí un poco pellejillos, pero por el resto me siento muy bien y me dan igual los demás. El que opine lo contrario es su problema, no es el mío.
¿Y por el hecho de haber estado diez años unida a José Manuel Parada y después amar a una chica?
No, las personas que me quieren no me han preguntado con quién me acuesto. Marta es mi pareja y anteriormente era José Manuel Parada. Él y yo fuimos dos rebeldes que vivían juntos en una época en la que lo fácil era casarse. Y fíjate que esa relación hay algunos machitos de pro que la han cuestionado y en cambio no lo han hecho con Marta. De todas formas, me da igual. No hay que llevar nada discretamente. El ser humano tiene el derecho y la libertad de enamorarse de quién quiera. Y eso es lo que me pasó a mí. Nada más.
Te molestan las etiquetas, el armario, los encasillamientos...
No, no me gustan como tampoco la palabra lesbiana. Nunca me ha gustado, pero se tiene que decir. ¿Por qué? Pues porque la sociedad tiene que adaptarse. Hay que darle naturalidad. Eso es algo en lo que yo he cambiado. Por ejemplo: hace muchos años el diario ‘El Mundo’ sacó la lista de los gays y lesbianas más influyentes. A mí se me propuso, pero no quise. En aquel momento no consideraba que tenía que salir en esa lista ni tampoco me sentía influyente. Ahora no es que me sienta influyente, pero creo que mi labor está enfocada más a la gente joven porque al parecer ser soy un icono LGTBIQ+ (risas). Ellos son los que me preocupan y hay que ayudarles y por eso hablo de ello con total libertad. Es un tema de educación. Hay que enseñar en las escuelas a que las cosas son como son. Que tú puedes nacer en un cuerpo que no te corresponde y también tenemos que ser muy condescendientes con los padres que no lo entienden para enseñar a intentarlo.
Bueno, por lo que me has dicho, sí que eres consciente de ser un icono LGTBIQ+ y de la cultura pop para los jóvenes…
Yo no me siento icono LGTBI (risas), aunque uno de mis directores Mikel Rodríguez, fue uno de los que me lo empezó a decir. Yo he flipado. Quizás la gente necesite personas como yo y personas de mi edad para sentirse apoyados. Prefiero ser icono LGTBI que ser icono de otra cosa.
¿Qué te acerca de esta nueva generación del colectivo LGTBI?
Me acerca todo porque lo tienen muy complicado. Me acuerdo de cuando la primera vez participé en un TikTok con Samantha Hudson y tuve que saber qué era elle. Había oído hablar de ello, pero no había tenido delante a una persona que se podía sentir hombre, que se podía sentir mujer. Yo he tenido que aprender mucho en los últimos tres años. Por eso yo creo que la juventud necesita de gente como yo para ayudarles a entender. Para que no se escondan en el colegio, para que no se escondan debajo de las sábanas de su casa, para ayudar a que sus padres entiendan que estas criaturas han venido al mundo y resulta que quieren ser de otra manera. Pues, ¡adelante! Vamos a echarles una mano porque tienen todo el derecho.
¿Y qué te aleja?
De las nuevas generaciones me aleja solo una cosa y es que están demasiado pendientes de las redes sociales, del ordenador. Creo que habría que mancharse las manos con más papel. Me preocupa mucho los que utilizan el bullying para reírse de sus compañeros, compañeras de clase. Esto es lo que me aleja y me produce un poco de miedo.
Y, ¿qué piensas de que seas ahora una de las reinas de TikTok con tus frases y memes?
Si tú supieras cómo soy yo… Yo ahora te enseño mi móvil. Me abrieron el TikTok y solo tengo dos fotos ahí… Soy un desastre. Aún me muevo bien por Instagram y por Twitter. Lo que pasa es que en TikTok tengo que actualizarme. Mi compañera Nuria Marín es una especialista y le voy a decir que me lo active otra vez porque sé que hay muchos memes y cosas mías que no las veo. Os voy a pedir que me las mandéis para no perdérmelas (risas).
¿Cómo llevas el ser tan reconocida y querida por la gente joven?
Pues lo llevo bien y me preocupa de cara a la gente joven que yo haga algo que no les beneficie. Eso es lo que más me preocupa. Yo me di mucha cuenta cuando las niñas de ‘Estirando el chicle’ llenaron el Wizink Center de Madrid. Aquel día yo me sentí desbordada y mira que estoy acostumbrada a ir a conciertos con cantantes que yo he ido como fotógrafa. Pero ver esos estadios llenos de tanta gente y cómo coreaban mi nombre niños de 14 y 15 años me creó miedo, mucha responsabilidad. Y por eso hablo alto y claro de estos temas cada vez que alguien me lo pide porque creo que hay que dar normalidad.
¿Qué te gustaría poder hacer que ya no haces por ser famosa?
Si yo fuera anónima, lo que más desearía y no he vuelto a hacer desde hace catorce años sería desnudarme en una playa, por ejemplo. Vivo en Castelldefels y no me baño en el mar porque no me apetece que me hagan una foto mal hecha. He perdido ser yo misma en muchas circunstancias. Bañarme desnuda como hacía en Ibiza antes, pues eso no se puede… Ahora solo me baño en la piscinita pequeña de mi casa, que es un charco (risas).
¿Qué es lo que más temes de la vida?
Me estoy leyendo un libro de Carme Elías, actriz catalana a la que he hecho muchos reportajes. Y después de la generosidad que tiene ella a la hora de hablar de su enfermedad de alzhéimer, yo solo puedo decirte que yo no voy a luchar contra el tiempo. Yo viviré el tiempo que tenga que vivir, pero quiero llegar al final de mis días coherente. El día que deje de ser coherente, yo no estaré. Lo tengo muy claro. Vivir con dignidad, pero morir sobre todo con ella. Enchufada, no.
Has comentado antes que nunca has ido en una carroza en el Orgullo. ¿Es una cuenta pendiente?
No he ido porque no he querido. No había visto el momento, pero si me dejan yo iría de Chelo García-Cortés. No necesitaría llevar ningún color porque Chelo García-Cortés es bisexual. Ahora iría sin pensarlo para apoyar. Hay que luchar por el colectivo.