Noemí Salazar ha dejado claro que le importa muy poco lo que piensen los demás. Una lección que aprendió de adolescente y que ahora ha recordado al sacar a la luz el mote con el que se reían de ella y que después le ha servido a la exintegrante de 'Los Gipsy Kings' para catapultarla a la fama.
Repasando algunos momentos de su vida, la influencer ha pasado por muchas emociones. Noemí Salazar no va a olvidar nunca el día en el que le dijo "sí, quiero a Antón" con su vestido de novia de 50 kilos, como tampoco lo que tuvo que escuchar de las chicas de su barrio y que acabó por hacerla más fuerte y la mujer que es hoy en día.
Sin ocultar lo mucho que le gustan los brillos, así siempre se mostró la exintegrante de 'Los Gipsy Kings' entre el resto de niñas de su barrio. Sus excesos y el seguir siempre su lema de "más de mucho que de poco" le valió un mote que ha revelado ahora por primera vez en redes sociales.
La influencer ha contado que en esa época se reían de ella y la llamaban "La Pontejos", haciendo referencia a la tradicional mercería madrileña en la que una se puede encontrar prácticamente con todo tipo de accesorios para hacerse o customizar cualquier prenda.
Tal como Noemí Salazar ha indicado, de los "abalorios y brillos" que dieron lugar a este mote, ella optó por hacer oídos sordos. "Yo seguí vistiendo siempre así y es más, si me decían 'La Pontejos' pues yo a la siguiente fiesta iba con más brillos todavía. Así me hice conocida", ha explicado de esta etapa previa antes de triunfar en la televisión.
Con esta confesión, lo que ha tratado de explicar a sus seguidores la que fuera integrante de 'Los Gipsy Kings' es que si a ella le hubiese afectado este apelativo que era una burla, ella no sería hoy una de 'las reinas del brillo' y tampoco habría alcanzado todo lo que tiene ahora. "Lo que llamó la atención fue mi casa y mi estilismo", ha destacado.
La influencer ha hablado de personalidad, de ser fuerte y de una lección que ella aprendió de adolescente y que ha sido la máxima que ha tenido siempre por bandera. "Que os importe un pito lo que os diga la gente porque nunca se sabe dónde puedes llegar siento tú", ha sentenciado recordando ahora entre risas y con cariño su mote de la adolescencia.