Tras un año informando desde la guerra en Ucrania, Laura de Chiclana volvió a España con una maleta cargada de experiencias. En una entrevista para Telecinco.es, la sevillana hace un balance de lo que ha supuesto para ella este último período en el frente y, en general, es positivo. Informar desde el origen del conflicto y servir de altavoz de quienes lo necesitan es puramente vocacional para ella y eso hace que merezca la pena asumir el riesgo.
Aunque es cierto que ha vivido episodios muy duros en Ucrania que la han hecho dudar de si debía seguir. "Me planteé no regresar", cuenta al recordar la muerte de su amigo, Chris Parry. Desde entonces, la periodista es aún más consciente del peligro que corre cada día en el frente. Pero, más allá del miedo, hay algo que le ha afectado de manera más drástica en su experiencia.
La mayor parte de sus problemas, dice, han venido por el trato que ha recibido por ser mujer y joven: "Discriminación, maltrato, machaque...". Así describe la corresponsal ciertas situaciones que ha tenido que vivir en Ucrania y que le han provocado incluso ansiedad: "Me dan muchos más ataques que el que visteis", confiesa. Laura se refiere al ataque de ansiedad que sufrió en pleno directo en el programa 'En boca de todos', en Cuatro.
La sevillana está convencida de que acabará yendo a terapia para tratar todo ese "machaque" con el que ha convivido a lo largo de su estancia en la guerra. Sin embargo, asegura también que no se rendirá: "Me digan lo que me digan, yo sigo", afirma orgullosa. Su padre, cuenta, la enseñó a no tirar la toalla y tiene claro que esta ocasión no será diferente.
Laura explica la polémica que protagonizó porque en Instagram hubo gente que criticó la dureza de las fotos que la periodista publicaba en su perfil. "No solo se me ha criticado, también me han denunciado publicaciones", sentencia.