No es la primera vez que Laura de Chiclana informa desde el epicentro de un conflicto, pero sí la vez que más le ha impactado la situación. Lo cuenta la corresponsal de guerra tras un año en Ucrania, el país que vive sumido en una pesadilla desde 2014. Por aquel entonces, los enfrentamientos armados se centraban solo en la región del Donbás, pero el 24 de febrero de 2022, tras múltiples amenazas del líder ruso Vladimir Putin, el conflicto escaló.
Las tropas rusas se propusieron invadir toda Ucrania y dio comienzo una guerra de alcance internacional y numerosos factores políticos, sociales y económicos en juego. Fue entonces cuando Laura de Chiclana recibió la propuesta: informar desde el frente de batalla de la última hora del conflicto. Así fue como, sin mucho atisbo de duda, la andaluza emprendió camino hacia una experiencia que marcaría su carrera e inevitablemente su vida.
Ocho meses después de aquel momento, hablamos con Laura sobre su experiencia. Entonces, tenía muy claro que su labor estaba por encima de muchas cosas: "Sé que puedo morir, pero no me arrepiento". Ahora, un año después, frente a nosotros está una Laura igual de decidida, pero más consciente de los riesgos. Han sido los golpes de la vida, y la guerra, los que le han dado "guantadas de realidad".
Concretamente, lo hizo la muerte de uno de sus compañeros en Ucrania. La periodista y su cámara, Mariano Burattini, hicieron un grupo de amigos, cuenta, poco después de aterrizar en el país. Lo que no imaginaba es que uno de ellos, Chris Parry, muriese en terribles circunstancias: "Fue ejecutado", asegura. La sevillana no puede evitar emocionarse al recordar cómo vivió su pérdida y todos los pensamientos y miedos que vinieron con ella.
"Me planteé si regresar o no a Ucrania", confiesa Laura. La corresponsal, con la perspectiva del tiempo y de golpes como el de Chris, ve más cerca el peligro. "Te sientes un poco invencible, pero me di cuenta de que me puede pasar a mí también", relata. De hecho, hace tan solo unos días publicaba en Twitter la noticia de un bombardeo en uno de los hoteles donde ella y su equipo se alojaron. "Me ha dado todo un vuelco, y más viendo que aparecen ahí las ventanas de lo que fueron nuestras habitaciones", ha escrito.
Sin embargo, la pasión y el compromiso que mueve a la periodista, harán que, de ser posible, vuelva a cubrir el conflicto tras un descanso en España. Aunque esta vez, lo hará a sabiendas de que, tal y como ella misma lo define, su "frasco de suerte" no es inagotable.
Además de sus piezas y reportajes televisivos, Laura de Chiclana utiliza sus redes sociales como "una herramienta de trabajo", cuenta. A través de sus publicaciones, da voz a las historias y testimonios que conoce en el frente y crea un relato visual de las consecuencias del conflicto. Una iniciativa que no ha sido bien recibida por algunos de sus seguidores: "No solo se me ha criticado, me han denunciado publicaciones", asevera. Incluso, confiesa que Instagram la ha alertado de que podrían cerrarle la cuenta.