La Policía Científica ha revisado “palmo a palmo” el edificio incendiado del barrio de Campanar, en Valencia, donde se desencadenó la tragedia. Analizando los restos dejados por el fuego, --que se cobró la vida de 10 personas--, tienen ya un informe preliminar sobre el origen del incendio, que permanece bajo secreto de sumario. Mientras las principales hipótesis apuntan a un cortocircuito en el motor de un toldo, las nuevas imágenes de lo ocurrido que van saliendo a la luz son también fundamentales para la investigación.
Las secuencias que continuamos conociendo de lo ocurrido siguen estremeciendo. En ellas se ve claramente cómo el fuego se extiende desde la fachada hacia dentro de las viviendas, o cómo las planchas de aluminio llegaban a caer encima de los bomberos mientras trataban de socorrer a los vecinos que aguardaban sus rescates.
Grabados desde distintos ángulos, los vídeos que registraron el incendio muestran también el papel que jugó el viento para la rápida expansión de las llamas. Las rachas eran tan fuertes que envolvieron el edificio entero a gran velocidad.
Impulsado también por el material aislante que revestía la fachada, inflamable y combustible, los vecinos se vieron súbitamente atrapados por las llamas.
Poco antes de las 18:00 horas, desde el lado opuesto al lugar donde se originó el fuego el pasado jueves 22 de febrero, una vecina cogió su teléfono y grabó prácticamente durante toda la tarde la secuencia de los hechos.
Testigo, aún sin saberlo, de una de las grandes tragedias que marcarán la historia del barrio del Campanar, sus imágenes captaron la expansión de un incendio que, en un primer momento, parecía equívocamente controlable: solo se apreciaba una gran humareda envolviendo el edificio, pero pronto todo empeoraría.
Los primeros trozos incendiados comenzaron a caer y el fuerte viento los arrastró provocando nuevos focos. En 20 minutos, las llamas consumían el edificio y se expandían a otro bloque de viviendas adyacentes.
En esa situación, la desesperación comenzaba a apoderarse de los vecinos atrapados, que veían como el viento avivaba el fuego dificultando el trabajo de los bomberos.
Algunos de ellos resultaron heridos y tuvieron que ser atendidos mientras, como muestran las imágenes, el resto continuaba esforzándose por efectuar complicados rescates.
Al caer la noche, el fuego ya rodeaba todo el edificio, mientras un hombre, desde un balcón situado justo en frente del lugar desde el que la otra vecina grababa, perdía por momentos la esperanza de sobrevivir, como otros de los atrapados.
Tras unos momentos eternos, los bomberos finalmente llegaron hasta él y, en un gesto de solidaridad y valentía, uno de ellos se quitó su propio casco para ponérselo, justo antes de rescatarle entre las llamas.
La secuencia, otra entre los sobrecogedores y dramáticos momentos que se vivieron en el lugar, dan cuenta de las peligrosas operaciones que tuvieron que acometer en esa trágica tarde en Valencia.
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