Julián se ha convertido en el héroe de la tragedia del incendio del edificio de Valencia, en el barrio de Campanar, que se propagó en cuestión de pocas horas de forma inaudita y ha costado la vida al menos a cinco personas. Pudieron ser muchas más. La valentía y arrojo de Julián salvaron muchas vidas como hoy le reconocen entre abrazos sus propios vecinos. Es su ángel de la guarda. Como lo fueron los bomberos con Sara y Amar, rescatados 'in extremis'.
Julián actuó por instinto, pero esta vez no el de supervivencia, sino el de solidaridad. "Subí a la séptima planta porque por los halógenos salía humo, pero luego el fuego estaba en la planta 8", relata aún emocionado. "Me dediqué a bajar a la gente", aunque "los bomberos vinieron enseguida". "Avisé para que bajara la gente, pero los bomberos ya no me dejaron, quería subir para sacar más gente, pero no pudo ser".
El reconoce que primero fue a avisar a las personas más mayores del bloque, los más indefensos. "Me dediqué a bajar gente, primero a los mayores". Hasta que el humo y el aviso de los bomberos hicieron su tarea imposible. "Ya no me dejaron subir", reconoce, aunque su labor continuó. Siguió hasta altas horas de la madrugada localizando a vecinos en medio del drama y el caos general. "Lo he hecho de corazón, lo que quería era ayudarles", ha confesado. Solo tiene una angustia ahora: "por desgracia, hay gente que no pudo salir, que se quedó dentro”.
Una vecina, entre lágrimas, reconoce el gran trabajo de Julián: "Fue puerta por puerta, salvó la vida de muchísimas personas". Otro de los vecinos no podía esconder su emoción y, mientras abrazaba al conserje, añadía: "Es un héroe, eso es lo que es. Es un gran trabajador, siempre se ha preocupado por los demás".
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