A Núria Jordà le diagnosticaron con 21 años un tumor en la carótida y empezó con un tratamiento de 180 días. Finalmente, los médicos tuvieron que operarla para extirparlo. En principio la intervención era sencilla, tenía que durar solo dos horas, pero se complicó "Salí de la mesa de operaciones después de seis horas y a partir de ese momento vivo para siempre con un bypass en la arteria carótida que va al cerebro y con disfagia", explica la joven.
Hasta ese momento, había llevado una vida normal y a sus 20 años comía y bebía como cualquier joven de su edad. Pero a partir de ese momento se encontró con una nueva realidad, que le cambió por completo su forma de vivir. "En el hospital le dijeron no iba a poder volver a comer y beber normal, me diagnosticaron disfagia mixta", explica.
La disfagia, este martes se celebra el Día Mundial de esta enfermedad, es la dificultad para tragar, es decir, que tu cuerpo necesita más tiempo y esfuerzo para mover los alimentos o líquidos de la boca al estómago. "Comía tosiendo y empecé a sentirme mal", cuenta.
Después de cuatro meses sin a penas ingerir alimentos, perdió 20 kilos de peso. No dejaba de atragantarse y la situación se complicaba si intentaba darse el gusto de comer en el sofá de su casa. Una de las consecuencias más graves era que toda la comida iba a sus pulmones, provocándole un elevado riesgo de neumonía.
Desesperada, a punto de rendirse, Nuria por fin vio la luz gracias a un logopeda. "Yo creía que estos profesionales sólo solucionaban el problema de la pronunciación de la erre y me salvó la vida", explica agradecida.
Con mucho esfuerzo y la ayuda de su ángel de la guarda, aprendió a tragar poco a poco diferentes texturas, un progreso muy grande pero que no deja de ser muy limitante. "Sólo puedo tomar 20 alimentos, vivo a base de potitos y yogur. Lo que más me gustaría comerme es una pizza, pero no puede ser. Además, para beber un vaso de agua tardo 30 minutos, entre preparación y bebérmelo", afirma.
Para contar su experiencia, empezó a grabar vídeos que subía a Tik Tok solo para sus amigos, pero un día por error se subió al público en general y su sorpresa fue cuando descubrió que había tenido dos millones de visualizaciones.
Desde entonces arrasa en las redes contando a sus 653.000 seguidores de Tik Tok y 60.000 de Instagram, las peripecias que vive cada día con una sonrisa en la boca y un optimismo contagioso.
Recientemente, también ha publicado un libro dónde cuenta sus buenos y malos momentos por la disfagia, una enfermedad poco conocida pero que sin embargo padecen 2 millones de personas.
Para Nuria, el futuro no es fácil, pero no se rinde, y a pesar de las dificultades, su buen humor le lleva a intentar que su vida sea el mejor trago posible.