Los límites a la movilidad, también de cara a las próximas vacaciones de verano, nos han llevado a invertir más que nunca en la mejora de nuestros hogares y uno de nuestros deseos ha sido el de instalar piscinas en terrazas y azoteas. Cada vez nos importa más que nuestro día a día se desarrolle en un ambiente agradable, y ello incluye los espacios exteriores: terrazas donde disfrutar del sol son cada vez más cotizadas y, si tenemos la suerte de hacernos con una, siempre surge la eterna duda: ¿Es seguro poner una piscina en estos espacios de exterior? ¿Cuáles son los peligros de las piscinas en terraza?
La colocación de piscinas de plástico y de piscinas prefabricadas en terrazas y azoteas se ha convertido en una tendencia tan al alza como peligrosa en función de sobre qué superficie se sitúe. Es algo que suelen advertir los arquitectos cada verano, y este año no es una excepción, sobre todo si tenemos en cuenta que la pandemia ha disparado las ventas de estos elementos.
De hecho, los derrumbamientos en terrazas y azoteas no son extraños en estos casos, y la razón de que esto ocurra es muy sencilla: se trata de estructuras no preparadas para soportar el peso de litros y litros de agua. Un fallo de este tipo puede provocar muertes, al caber la posibilidad de quedar sepultado entre los escombros generados por el propio suelo, las paredes adyacentes…
Es habitual que los consumidores no reparen en ello o que no consulten a un profesional previamente por pensar únicamente en el peso vacío de este elemento, o bien por subestimar hasta qué punto éste puede aumentar al llenarla de agua.
A este respecto, desde distintos colegios de arquitectos se viene advirtiendo que la instalación de una piscina en la cubierta de una vivienda, por muy pequeña que sea, entraña siempre un riesgo, si bien no es lo mismo una piscina para dos niños pequeños que una de dimensiones mayores para una familia completa.
Una regla útil consiste en saber que normalmente una vivienda está prevista para soportar una cuarta de agua. Si traspasamos esa barrera, estaremos poniendo en peligro la estructura. También conviene saber que un metro de agua equivale a una tonelada, por lo que si, por ejemplo, instalamos una piscina de 2x2, la sobrecarga sería de nada menos que 4 toneladas. Nada que ver con los 400 kilos para los que suele estar preparado este espacio en cualquier vivienda. Y esto sin contar con el peso de las personas que se encuentren en su interior.
Así, salvo que se trate de una estructura ideada expresamente para ello, la ley indica que cada metro cuadrado forjado de una vivienda debe poder soportar un peso de 200 kilos, algo que debería bastar para muebles y personas. La conclusión es clara: es mejor no jugársela y evitar instalar estas piscinas, salvo si se tiene un jardín. Si no es el caso, consultar a un profesional debería imprescindible para evitar problemas