Miyako Aiko-Murray, una estudiante de 20 años, disfrutaba de unas plácidas vacaciones en la costa maltesa, al sur de Italia, cuando un pequeño descuido la arrastró a una terrible pesadilla. Miyako se olvidó quitarse sus lentillas al meterse en el mar y su vida cambió por completo debido al impacto de una ola. Cuando salió a la orilla tenía los ojos muy rojos e irritados, pero lo peor estaba por llegar.
Desde ese viaje, la joven comenzó a sufrir migrañas y un dolor tan intenso como "si tuviera metal en los ojos". Sin embargo, cada vez que acudía al médico los especialistas le restaban importancia a lo que la ocurría y le daban algún tratamiento sin entrar nunca a una exploración a fondo. "Me mandaban a casa a los cinco minutos", se lamenta la exestudiante de Contabilidad.
Un día se despertó sin poder ver nada, después de que las cicatrices le crecieran por encima de la infección. "Con el tiempo las cicatrices crecieron y crecieron. Un día me desperté y me di cuenta de que no podía ver nada. Incluso cuando encendí las luces no veía”, explicó.
Tras pasar meses visitando a distintos especialistas, finalmente se le diagnosticó Ancanthamoeba Keratitis, una infección poco común que daña la parte frontal del ojo. La joven, que solo puede “ver la luz” y se siente “aislada del mundo”, necesita un trasplante de córnea para poder volver a recuperar su vida, pero el tratamiento podría llevar años.
“Estoy confinada en mi casa, viviendo en la oscuridad total e incapaz de hacer las cosas que amo”, comenta. Al menos, se vislumbra una esperanza: Una página de GoFundMe que se ha creado para ayudar a Miyako Aiko-Murray ya ha recaudado 5.600 euros en solo tres días.