El objeto extraño que ha mantenido en vilo a media España resultó ser una bolsa de basura. Pero las labores del Ángeles Alvariño con el sonar y el robot no cesa. Y cuestan 10.000 euros al día - según ha desvelado el Programa de Ana Rosa-, lo que indica que se están poniendo sobre la mesa todas las herramientas necesarias para esclarecer qué pasó con Anna y Olivia, desaparecidas de la mano de su padre Tomás Gimeno.
El buque Ángeles Alvariño, entregado al IEO en 2012 y con base operativa en Vigo, tiene 46,70 metros de eslora, 10,50 de manga máxima y 4 de calado. Además, está preparado para albergar a bordo 14 personas entre tripulación y técnicos y a 13 científicos.
Ahora todo se centra en las 10 millas en las que se pretende encontrar rastros del cinturón de plomo desaparecido o el ancla, así como algún rastro de los petates que Tomás Gimeno llevaba en la embarcación y que también han desaparecido. Clave resulta la brusca desconexión del móvil de Tomás Gimeno en esa zona que se está rastreando al milímetro -muy compleja en las profundidades-, que recuerda a los investigadores lo sucedido en el caso Diana Quer, cuyo móvil fue encontrado finalmente en una ría.
El buque Ángeles Alvariño debe su nombre a una oceanógrafa gallega experta en zooplancton que descubrió 22 nuevas especies para la ciencia. María Ángeles Alvariño González nació en Serantes (A Coruña) en 1916 y con solo tres años ya leía y estudiaba música. Tras terminar el Bachillerato Universitario en Ciencias y Letras en 1933, se marchó a Madrid para cursar Ciencias Naturales, pero tuvo que regresar a Galicia a causa de la Guerra Civil. Una vez finalizado el conflicto, pudo continuar sus estudios y licenciarse en 1941.
En 1948, su marido fue destinado al Instituto Español de Oceanografía (IEO) de Madrid y Ángeles se incorporó como becaria. El IEO, oficialmente, no admitía mujeres, pero la calidad de la labor investigadora de Ángeles fue tal que decidieron admitirla en 1950. Dos años más tarde consiguió, por oposición, una plaza de bióloga oceanógrafa en el Instituto Español de Oceanografía de Vigo. En 1953, se le concedió una beca del British Council para realizar investigaciones sobre zooplancton en el Laboratorio de Plymouth, bajo la dirección de Frederick S Russell y Peter. C. Corbim, según relata Laura Borrón en su blog Los Mundos de Brana
El 'Ángeles Alvariño' está equipado con el Liropus 2000, un submarino no tripulado (ROV.- Remote Operated Vehicle) que es capaz de operar hasta más de 2.000 metros de profundidad. El Liropus ha sido configurado a medida, según los requerimientos del IEO, para realizar tareas de observación y recogida de muestras y datos hasta una profundidad de 2.000 metros, aunque el sistema tenga, debidamente adaptado, capacidad para trabajar hasta 3.000 metros de profundidad.
Se trata del modelo ROV SUPER MOHAWK II, uno de los ROV del fabricante Sub-Atlantic más vendidos hasta la fecha con 22 unidades de este tipo operando en todo el mundo en el momento de su compra. Este ROV, que cuenta con 6 motores, combina una gran potencia y una gran capacidad de carga que le permite llevar, además de seis tipos de cámaras, instrumentos de medición y toma de muestras.
El Liropus fue adquirido hace ya más de 10 años participando desde entonces en infinidad de campañas. Su coste fue próximo a 1,5 millones de euros. En los últimos años se ha utilizado repetidas veces en la recuperación de material científico que se había perdido. La recuperación de equipamientos es una interesante función por el elevado coste de los mismos.
Uno de sus puntos fuertes es la capacidad que tiene para la toma de imágenes. Por ello se ha cuidado mucho este aspecto dotando al sistema con un potente sistema de iluminación de 17.000 lúmens de potencia (17 veces más que una bombilla de 100 vatios), y cámaras de elevadas prestaciones, una de ellas de alta definición (formato HD) y otra de muy baja luminosidad.
En cuanto a la instrumentación oceanográfica, el Liropus cuenta con dos equipos CTD para medir temperatura, presión y salinidad, así como con un correntímetro de efecto doppler para estudiar las corrientes a las profundidades donde opere. El bastidor está diseñado para instalar además hasta 20 kilogramos de cualquier otra instrumentación científica que se requiera. Para la toma de muestras cuenta con dos brazos manipuladores hidráulicos de precisión para la recogida de elementos sólidos y un sistema de succión para muestras líquidas y gaseosas.