Un buque oceanográfico equipado con un sonar y un robot submarino ha zarpado del puerto de Santa Cruz de Tenerife y ha comenzado a rastrear el fondo marino, sobre todo en la zona donde señaló el móvil de Tomás Gimeno, el padre de las niñas desaparecidas en Tenerife. Se espera que estos instrumentos ayuden a avanzar y dar con el paradero de Anna y Olivia después de 33 días.
La investigación no ha parado desde el 27 de abril, el día en el que Tomás Gimeno desapareció con Anna y Olivia. Una parte importante de las pesquisas están en el fondo del mar, pero la Guardia Civil baraja unos puntos concretos: zonas no especialmente alejadas de la costa, pero muy profundas, de hasta 1500 metros.
Para el rastreo de estas zonas profundas resulta imprescindible el buque Ángeles Alvariño, del Instituto Español de Oceanografía (IEO). Tiene capacidad para detectar y dar imagen digital de cualquier alteración en el suelo marino. El robot con el que está equipado, el ROV Liropus 2000, puede operar hasta esos 2000 metros bajo el nivel del mar. Equipado con siete cámaras, puede recorrer el fondo marino, enviar imágenes en directo e incluso recoger muestras.
El exdirector general de Marina Mercante, Pedro Anatael Meneses explica que esto permitirá “no solamente captar mejor las imágenes que ya ha visualizado mediante el sistema que tiene el buque, sino que, además, podría extraer, inclusive, lo que ha detectado".
Eso sí, siempre que el peso del lastre les haya llevado al fondo. "Porque si no, flotaría. Y todo lo que flota, se lo llevan las corrientes marinas. Y vete Dios a saber a dónde pueden ir", indica Meneses.
El buque ya realizó el sábado un reconocimiento de las aguas en Tenerife al llegar y hoy ha comenzado un barrido lateral. Su incorporación a la búsqueda de las niñas fue anunciada el pasado 17 de mayo por la directora general de la Guardia Civil, María Gámez, quien indicó que se estaba en conversaciones con el IEO para poder contar con sus medios de rastreo.
Además del robot, el 'Ángeles Alvariño' cuenta con un sonar de barrido lateral, un aparato que usa la propagación del sonido bajo el agua para obtener imágenes digitales de la superficie del fondo marino. Las señales acústicas emitidas rebotan en el fondo creando una imagen del mismo. Sus aplicaciones más comunes incluyen la cartografía detallada de comunidades de los fondos marinos, localización de tuberías, viaductos o cables, la búsqueda de objetos o yacimientos arqueológicos sumergidos, entre otros.
El buque oceanográfico tiene previsto rastrear la zona donde la lancha fue encontrada a la deriva, a una milla náutica del Puertito de Güímar. Ahí hará una radiografía del fondo marino con el sonar para tratar de identificar algún objeto extraño y, si es posible, subirlo luego a la superficie con el robot submarino.
El objetivo de este rastreo es poder desechar esa negra hipótesis de los cada vez más acotados escenarios posibles. La Interpol, por su parte, continúa en alerta ante una opción muy verosímil: la huida, vía marítima, de Tomás Gimeno con sus hijas Anna y Olivia. Sobre todo, porque los investigadores prácticamente ya han descartado la idea de que no hayan salido de Canarias.