El presunto autor de asesinar con alevosía a su madre, de 74 años, en junio de 2020 en Nájera (La Rioja), ha asegurado este lunes en el juicio con jurado que él y ella estaban en tratamiento psiquiátrico cuando ocurrieron los hechos y que fue ella quien le pidió que quería que acabara con su vida. "El ataque fue muy colérico, con mucho rencor: cuando atacó a su madre la estaba odiando", ha afirmado el forense creyendo que "no es un homicidio con compasión, creía que tenía la culpa de lo que estaba pasando". También ha considerado que, de llegar más tarde los servicios sanitarios, el acusado se habría acabado suicidando.
La Audiencia Provincial de Logroño ha acogido este juicio, en el que ha habido un acuerdo de conformidad de las partes, que se concreta en la calificación del crimen como un delito consumado de asesinato sobre una persona especialmente vulnerable por razón de su enfermedad, edad y discapacidad física, en la que concurren las atenuantes de parentesco y alteración psíquica.
La madre, físicamente discapacitada, estaba impedida de movimiento y con problemas de visión, vivía en cama, además de tener un trastorno psiquiátrico. Había fallecido por un shock hipovolémico, que aparece por la pérdida de sangre. Su agresor le había introducido un arma blanca en el tórax, posteriormente le golpeó en la cabeza y, finalmente, volvió a atacarse con el arma blanca. El forense ha detallado la "peculiar" situación del acusado desde que en 2005 descubriera, junto a su hermano, a su padre ahorcándose. A partir de ahí sufrió varios internamientos e intentos de suicidio.
La pena acordada son 20 años de prisión, el decomiso de los efectos utilizados para el crimen -cuchillo, navaja y martillo-; y la imposición de libertad vigilada durante 10 años, tras extinguir la pena privativa de libertad consistente en sometimiento del imputado al tratamiento psiquiátrico y psicológico.
Inicialmente, el fiscal pedía la prisión permanente revisable para este hombre, quien tiene antecedentes penales; mientras que la defensa solicitaba que esos hechos se consideren un homicidio o, de forma subsidiaria, como un asesinato o la libre absolución al aplicarle la eximente completa por alteración psíquica.
El imputado, quien en el momento de los hechos tenía 47 años, ha relatado que vivía con su madre, que estaba "muy pachucha"; y, desde que se suicidó su padre, ambos no estaban bien, estaban en tratamiento psiquiátrico y ha añadido que, en un momento dado, ella le había dicho que no quería seguir viviendo.
Agentes de la Guardia Civil que han testificado en el juicio han explicado que el imputado tiene antecedentes de malos tratos en el ámbito familiar, por lesiones a su madre, problemas con los vecinos y que eran conocedores de intentos de suicidio, uno de ellos conjunto -de él y su madre- en 2014.
"Tengo una enfermedad que no soy persona", ha recalcado, y ha reconocido que su intención también fue quitarse la vida después de matar a su madre en la vivienda que compartían y que, incluso, en el momento en que la mató, avisó al SOS-Rioja para comunicarlo, lo que se ha comprobado en una grabación telefónica de este servicio, reproducida en el juicio.
En el acuerdo de conformidad, que ha leído el fiscal, se explica que el acusado, con la intención de acabar con la vida de su madre, entró en la habitación de esta cuando estaba dormida y tendida en la cama, sin que ella pudiera reaccionar y defenderse para impedir el ataque. También ha quedado acreditada la relación de parentesco entre ellos, ya que cuando avisó a SOS-Rioja se identificó, dijo que había matado a su madre, cómo la había matado y con qué fin, superado por sus circunstancias, sin tomar la medicación y ante los requerimientos de la madre de que quería que acabara con su vida, después del fallecimiento del padre.
En el momento de los hechos, el imputado portaba una navaja o un cuchillo, que intentó clavarle a su madre en el corazón, órgano que no alcanzó al impactar el arma blanca con una costilla; y, al persistir en su intención de matarla, la golpeó con un martillo repetidamente en la cara y en la región frontal. Después, con el cuchillo, le seccionó la vena yugular y, sobre esa herida, se lo volvió a clavar otras dos veces, que le provocó la muerte al quedar degollada.
El acusado se provocó con un cuchillo dos cortes incisos en ambas muñecas y heridas punzantes en tórax y abdomen y acto seguido fue cuando comunicó al SOS Rioja que había matado a su madre.
Los forenses han ratificado en el juicio que el acusado presenta un trastorno de personalidad con facultades disminuidas y con predominio de rasgos compulsivos, pero no es un enfermo mental; y han acreditado la atenuante de la alevosía, a tenor del alcance de las lesiones, para las que empleó "mucha fuerza".
Él se vio superado por unas circunstancias de dificultad y vio que la salida "más primitiva" fue tratar de eliminar a su madre y después intentar lesionarse él, que fue encontrado en el suelo en un charco de sangre. La defensa ha detallado el componente de "arrepentimiento" del procesado ante lo ocurrido, dado que llamó al SOS Rioja para avisar al personal sanitario por si su madre todavía podía estar viva.