En Cataluña, los jóvenes - un fin de semana más - han vuelto a protagonizar macrobotellones. Las fiestas de Sabadell son el escenario perfecto para ellos.
Más de 2500 personas convirtieron este parque en una pista de baile como en una discoteca-y las medidas básicas anti pandemia poco se respetaron. La vacuna, la mejor justificación para ellos.
La presencial policial, en los alrededores, no les intimidaba. En Llinars del Vallés, otro botellón ilegal, los jóvenes golpearon un coche de los Mossos d'Esquadra. Y en la Ciudad Condal, volvieron a repetirse las aglomeraciones nocturnas en la Barceloneta. Los vecinos no dan crédito.
Y la fiesta se acabó, una vez más, con el desalojo de la Guardia de la Guardia Urbana y los Mossos d'Esquadra. Actitudes irresponsables que no dejan de repetirse todos los fines de semana.
El presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, ha insistido en pedir el refuerzo de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad en zonas turísticas de la comunidad en los que habitualmente hay botellones porque, según ha dicho, altercados como los del pasado fin de semana en Noja "no pueden volver a repetirse".
Revilla espera que hechos como los de Noja, en el que un macrobotellón en la playa del Ris acabó con enfrentamientos con la Guardia Civil, 18 detenidos, un centenar de denuncias y algunos agentes heridos, sean algo puntual y una "cuestión de fin de ciclo o de verano" y no vuelvan a producirse.
Además, ha recordado que "la mayor parte" de los participantes en los incidentes no eran gente de Cantabria (según se ha hecho público un porcentaje muy elevado de los detenidos eran del País Vasco).
El presidente regional ha valorado algunas "decisiones importantes" que se alcanzarón ayer en la reunión que mantuvieron, para analizar los hechos, la delegada del Gobierno, Ainoa Quiñones (PSOE); la consejera de Presidencia, Paula Fernández (PRC), y el alcalde de Noja, el regionalista Miguel Ángel Ruiz.