La situación en las residencias ha vuelto a registrar un carácter preocupante después de que las cifras de mortalidad por covid hayan sufrido un repunte durante la quinta ola que ha hecho que el verano se cierre con un balance de 688 personas fallecidas.
Desde que comenzara la vacunación en los centros de mayores el 27 de diciembre de 2020, las tasas de incidencia y las cifras de fallecimientos comenzaron a caer en picado hasta situarse prácticamente a cero. La llegada de la quinta ola arrastrada por la variante Delta ha provocado que el virus haya vuelto a penetrar en las residencias infectando incluso a personas que ya contaban con la pauta completa de la vacuna.
A pesar de todo, los epidemiólogos reconocen que la situación podría haber llegado a ser mucho más crítica de no haber sido por las vacunas. Las cifras de contagios y muertes, aseguran, habrían hecho de la quinta ola la más devastadora de toda la pandemia. La capacidad de la variante Delta para propagarse más rápidamente ha hecho que el virus haya vuelto a colarse, incluso en aquellos lugares donde prácticamente la totalidad de las personas estaban vacunadas.
Los principales indicadores se encuentran en estos momentos a la baja en la mayoría de comunidades autónomas pero las autoridades sanitarias sugieren que será necesario administrar una tercera dosis de la vacuna para reforzar la inmunidad de las personas más vulnerables.