La versión de El Chicle no era nueva. Con voz apagada por su afonía característica y porque intentaba mantener un tono “humilde”, y con la espalda hacia delante para parecer “sumiso”, José Enrique Abuín ha representado su obra. Deberíamos recordar que no declaró en el juzgado hasta que no se levantó el secreto del sumario para poder ver cómo ajustarse a los resultados de autopsia, y que se dignó a decir el lugar donde estaba el cadáver porque le detuvieron intentado raptar a otra chica y le “engañaron” en el calabozo. Cayó en la trampa de los guardias civiles, una trampa limpia y ajustada a la ley.
Su relato ha comenzado así. Diana le sorprendió robando gasolina y la abordó para que no le delatara. “Le eché la mano derecha al cuello y ella se fue para atrás y reaccioné poniéndole la mano izquierda por detrás. Apreté demasiado y cuando me quise dar cuenta, ya no se movía”. La fiscal le ha preguntado cómo era posible esa posición, si Diana estaba suspendida en el aire. Abuín no se ha inmutado y ha relatado de nuevo lo que tenía preparado, escenificando con las manos el momento, diciendo que ella se escurría hacia abajo y que presionó sin darse cuenta. Sí, Diana fue estrangulada. Aunque El Chicle cuente un estrangulamiento extraño y diga que “no pretendía hacerlo” y que Diana intentó defenderse, empujándolo. ¿Por qué no dejó el cuerpo ahí? “Me asusté y reaccioné así”.
El resto del relato más o menos se podía ajustar a los hechos; cómo se llevó el cuerpo en el asiento trasero, no en el maletero como creen los investigadores, o cómo tiró el teléfono a la ría de camino a la nave. Abuín asegura que pensó en arrojar el cuerpo al agua pero había gente, y se acordó de la nave y del pozo. No quería que pareciese que tenía ensayado el lugar siniestro, lúgubre, oscuro, donde podía hacer con Diana lo que quisiera como dicen las acusaciones. Todo su empeño era contar un homicidio y una reacción ilógica posterior. Su empeño también es que no piensen que le quitó la ropa para violarla “se la quité para que no encontraran restos del coche donde ha viajado mi mujer y mi hija, para borrar pruebas”. Lo lastré porque flotaba pero lo hice esa misma noche no regresé días después. Le puse dos bloques de hormigón atados con el cable que había arrancado de la luz y aun así flotaba”.
¿La maniató? No. ¿La amordazó? No. ¿La abordó para agredirla sexualmente? No. ¿La mató con una brida apretándole el cuello? No. ¿La violó? No. Lo ha negado todo con monosílabos. ¿Limpió el maletero? Claro, llevo bidones de gasoil. Y ha recuperado algo el habla cuando le han pedido que explicará el porqué de tantas versiones distintas. El Chicle le echa la culpa a la Guardia Civil y dice que, en el coche detenido, le sugirieron que la había atropellado, para que dijera donde estaba el cuerpo. Cuenta que acabó diciendo donde estaba el cadáver presionado por la detención de su mujer como encubridora ya que había dicho durante un año y medio que la noche del crimen de Diana ella estaba con él. Es lo que le pidió El Chicle que dijera sin decirle la verdad de por qué debía darle coartada. Cuando su mujer entró en el calabozo y se lo rogó para que la dejaran marchar, Abuín dijo que el cuerpo estaba en la nave de Asados.
La acusación no se ha esmerado más en demostrar su perfil de agresor sexual que le gustan las morenas, altas y de pelo largo. “Como a todos” ha contestado con un tono escéptico pero igual de controlado. No, no salió a cazar. No se lo han preguntado tan directamente pero ante las insinuaciones la respuesta “eso no es cierto”. Los datos de sus antecedentes en Boiro y de la hermana de su mujer que le denunció por violación, saldrán, se utilizarán justamente para demostrar que el modus operandi es claro, que la motivación no fue otra que la agresión sexual. Pero como bien ha dicho la acusación, utilizar el Derecho anglosajón en el que el móvil es fundamental, es lo que quieren pero será complicado. Porque en el Derecho español la intención de pensamiento no se juzga, la intención de hacer algo si no inicias la acción no se condena. La intención de violar si no violas, es intento de agresión sexual. El Chicle niega hasta la intención porque la tesis de la defensa es clara; si no hay semen, no hay ADN, no hay nada de prueba sobre la agresión sexual ¿Por qué va alguien a creer que la violó? Si los 500 días el cuerpo sumergido, borraron cualquier rastro, entonces hay que concluir que no hay pruebas. ¿Y por qué no van a creer a El Chicle cuando dice que fue un accidente? La puesta en escena de la abogada defensora ha sido peculiar de principio a fin. La decana de los abogados de Ribeira, Fernanda Álvarez ha dicho que “no se han respetado las garantías procesales de El Chicle”. “Yo me tengo que enfrentar a una condena social de culpabilidad en un medio hostil, como si un cirujano operara en un quirófano sin asepsia”. ”La justicia tiene que ser aséptica porque si no es linchamiento”. Intentaba decir que al ser un juicio tan mediático es improbable que los jurados no tengan una idea preconcebida. Pues como en todos los crímenes mediáticos. Derecho a la información. Y el jurado no tiene por qué estar contaminado aunque la abogada los haya insinuado. Sabrán escuchar y ver las pruebas. Después de la charla, la letrada defensora ha hablado de las pruebas. Y también a su manera ha contado que los móviles del Chicle y de Diana demostrará que no estaba juntos, a pesar de los informes de la UCO, y que en Boiro se le investigó por intento de robo cuando ya hay una condena por intento de agresión sexual: Delito de detención ilegal consumado y de otro de agresión sexual en grado de tentativa. También la abogada de Abuín ha dicho al jurado que confesó y dijo la verdad. “Si se hubiese callado no se habría reabierto, porque estaba archivado, y a la investigación le faltaba mucho camino”. ”Si estamos aquí es porque José Enrique no miente. Pudo haberse callado”. “La brida que les presentarán hecha trocitos (se cortó para analizar) nunca estuvo en el cuello de Diana. No hay rigor”. Es verdad. La brida, al arma del crimen según la acusación y la autopsia, estaba en la cabeza de Diana, sumergida con ella 500 días, enganchada en su pelo. En el fondo del pozo las otras bridas y los trozos de cinta que usó. La tesis de las acusaciones es que se llevó a Diana viva, raptada para violarla en la nave y después de asesinarla, meterla en el pozo con la intención clara de eliminar pruebas. Un depredador sexual le ha llamado la acusación. “No estamos hablando de venganza, estamos hablando de justicia y por eso pedimos la prisión permanente revisable”. Son palabras del abogado Ricardo Pérez Lama. “El que la hace la paga”.