Este lunes ha comenzado el juicio contra José Enrique Abuín por la muerte de la joven Diana Quer en 2016. Se enfrenta a los delitos de detención ilegal, agresión sexual y asesinato. Tanto Fiscalía como acusación particular piden 20 años por la primera acusación, 12 por la segunda y la pena máxima, prisión permanente revisable, por el asesinato con ensañamiento. Además de 290.000 euros en concepto de responsabilidad civil para los padres de Diana y su hermana. Será un juzgado popular compuesto por cinco hombre y cuatro mujeres el que decida la pena para El Chicle.
Diana desaparece la noche del 22 al 23 de agosto de 2016, se le pierde la pista cuando regresa a la casa familiar en la que veranea en A Pobra do Caramiñal. Según su teléfono móvil su última conversación se produce a las 02:43, con un amigo de Madrid. En el último mensaje la joven dice estar “acojonada” porque un hombre le ha dicho “Morena, ven aquí”.
Varios testigos aseguran que la vieron caminando por el paseo de O Areal, dentro del municipio gallego, aproximadamente a las 02:30. Diana volvía de las fiestas de Carme dos Pincheiros, donde había estado con varios amigos. A la 01:21 habla con su madre para decirle que no hace falta que vaya a buscarla y que regresará pronto a casa.
Al día siguiente, martes 23 de agosto, es su madre la que denuncia su desaparición al percatarse a las 08:30 de que su hija no había vuelto a casa. Ese mismo día comienza la búsqueda, en la que intervienen Policía Local, voluntarios de protección civil y conocidos de la joven, a pesar de que no han pasado las 48 horas de rigor para que se considere a una persona mayor de edad desaparecida. En ese momento todas las hipótesis están abiertas.
El 24 de agosto los padres de Diana ofrecen su primera rueda de prensa, bajo la certeza de que su hija está retenida de manera ilegal. Juan Carlos Quer y Diana López Pinel hacen un llamamiento especial a los asistentes a las fiestas de la localidad esa noche “Nos dirigimos a todos aquellos que estuvieron en la fiesta y vieron a nuestra hija por si pueden aportar algo de luz”. Desde la Guardia Civil comienzan a difundir imágenes de Diana por las redes sociales y piden colaboración ciudadana.
Santiago Villanueva, delegado del gobierno, explica el día 26 que, cuatro días después de la desaparición, todas las líneas continúan abiertas. Un día después el equipo encargado del caso Asunta Basterra se incorpora a la investigación, que se considera de alto riesgo a pesar de que no han hallado rastros de violencia.
Diana salió sin DNI y sin tarjetas, con apenas 20 euros, así lo confirman las investigaciones, que sin embargo no descartan que llegase al domicilio familiar en la noche de su desaparición. La familia insiste en que Diana no se fue voluntariamente. Algo que Juan Carlos Quer confirma al día siguiente, 30 de agosto, cuando dice que desde la Guardia Civil las posibilidades de la fuga voluntaria y del secuestro a cambio de una recompensa pierden peso. El último día del mes en el que desapareció Diana la investigación sale de Galicia, la Guardia Civil toma declaración a varias personas del entorno de la joven en Madrid.
El 6 de septiembre se confirma que en la noche de su desaparición Diana subió a un coche, un poco antes de las 04:00 de la mañana. La Guardia Civil lo averigua al inferir la señal de posición del teléfono de la joven, que poco después de esa hora se apaga. Más de dos semanas después el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, confirma que se ha activado el móvil de la joven para acceder a la información del interior.
Desde el momento en el que se conoce que Diana se movió en un vehículo los agentes cotejan matrículas a través de las cámaras de la zona. Se desconoce aún si Diana subió al coche de forma voluntaria o si fue forzada a hacerlo. El terminal está en paradero desconocido pero la sitúa por última vez a la altura de Taragoña, concretamente en la zona de la autovía, tras la que se pierde la señal.
El 27 de octubre un mariscador encuentra el móvil de Diana, la única prueba física de la desaparición de la joven hasta el momento, tras dos meses de escasos avances en la investigación. Se localiza bajo un puente de la autovía AG-11, que comunica Rianxo y Boiro, donde el hombre que encontró el dispositivo buscaba berberechos. El teléfono se encuentra muy cerca de donde se perdió la señal, había sido dañado antes de arrojarlo por el puente pero los investigadores consideran que pueden obtener datos relevantes pese a su estado y tras haberse encontrado dos meses sumergido en el agua.
Tras casi ocho meses sin pistas relevantes sobre el paradero de Diana Quer, Félix Isaac Alonso, juez instructor de la causa acuerda su archivo provisional por no existir “indicios suficientes para dirigir el procedimiento frente a una persona determinada”. A pesar de lo cual en la resolución manifiesta que es necesario que la investigación por parte de la policía judicial continúe.
A pesar de las peticiones de la familia, especialmente de la madre, Diana López -Pinel, se levanta el secreto de sumario, situación en la que se habían mantenido las investigaciones hasta el momento. A partir de entonces, el 19 de abril de 2017, se pueden conocer todos los datos de la investigación, todos los teléfonos que captaron los repetidores, las conversaciones que habían sido intervenidas y los investigados hasta el momento.
El 6 de julio una empresa israelí con sede en Alemania, Cellebrite, cumplió la tarea que le había encargado la UCO de desbloquear el móvil de la joven madrileña. Sin embargo, este logro no aporta ningún dato relevante a la investigación. La reapertura del caso se complica cada vez más por la falta de pistas que arrojen luz sobre el paradero de la joven.
Cuando se cumple un año de la desaparición de Diana Quer los encargados de la investigación tratan de reconstruir las últimas horas antes de que se perdiese la pista de la joven en las fiestas locales de A Pobra. Por el momento, su única certeza es que ha sido un acto perpetrado por personas que conocían el terreno.
El 25 de diciembre José Enrique Abuín comete un fallo que da un vuelco a la investigación. El Chicle trata de raptar a una chica en Boiro, la joven se resiste y consigue salir del maletero donde Abuín la ha introducido, con la ayuda de dos testigos que serán clave en la identificación del asesino confeso de Diana.
Tas la formalización de la denuncia por el intento de secuestro, las cámaras de seguridad de uno de los edificios de la zona revelan que fue José Enrique Abuín el que intentó perpetuar el rapto de la joven. El 29 de diciembre la Guardia Civil detiene a Abuín y a su mujer, Rosario Rodríguez, residen en Rianxo, a escasos 20 km del lugar en el que desapareció Diana.
El Chicle había figurado desde poco después de comenzar la investigación como el principal sospechoso de la desaparición de Diana, desde noviembre de 2016, durante un total de 13 meses. Sin embargo, su esposa era su coartada, ya que declaró haber pasado con él esa noche. De hecho, Rosario Rodríguez testificó que esa madrugada habían robado gasoil juntos.
El objetivo de los investigadores era que la mujer de Abuín dejase de amparar a su marido tras el nuevo crimen que había cometido. En el interrogatorio Rodríguez cuenta la verdad sobre esa noche, no estuvo con su marido, tras lo cual queda en libertad. El Chicle se derrumba al perder la coartada de su mujer y confiesa ser el autor de la muerte de Diana Quer.
Confiesa en la madrugada del 31 de diciembre de 2017, tras lo cual lleva a los agentes hasta el cuerpo de Diana. El Chicle les conduce hasta una fábrica abandonada en la que él mismo llegó a trabajar durante unos meses y les indica el pozo en el que ha permanecido el cuerpo de Diana durante más de 16 meses, 497 días de búsqueda agónica con el peor de los desenlaces.