La familia de Manuel pensaba que las “moscas” se habían colado en un agujerito de la pared de su casa de Ogíjares (Granada), pero lo que encontraron fueron, nada más y nada menos que 200 000 abejas.
Tuvieron que llamar a un rescatador de abejas para sacarlas, a Sergio Guerrero. El hallazgo le maravilló: “De esas veces que empiezas a destapar y te encuentras una magnificencia de la naturaleza”.
Sin embargo, el lugar que estas eligieron, la casa de Manuel, no fue el más adecuado. Esto se explica porque “desgraciadamente en el campo cada vez hay menos árboles y tienen que venirse a las viviendas a buscar las cámaras de aire que ahí se alojan perfectamente”.
Sergio Guerrero se encarga ahora de su mudanza con tretas de experto: con humo como si hubiese un incendio. “Ellas van a pensar con el humo que lo que les está llegando es un incendio y que van a tener que irse de aquí”, explica.
Y, convencidas, las aspira. Todas son importantes pero la reina más que ninguna. Después de ponerlas en un cubo para su traslado hay que extraer los paneles y ubicarlos en los bastidores de la futura colmena.
“La intención es salvarlas”, dice, y ubicarlas en un lugar nuevo en la naturaleza para que sigan haciendo su función esencial en el ciclo de la vida.