Al comienzo de la pandemia había una ilusión: de esta pandemia saldremos más fuertes y mejores. No lo parece. Así lo explica, en declaraciones a Informativos Telecinco, el sociólogo Sergio Andrés Cabello, profesor de la Universidad de La Rioja (UNIR). Y el día a día de lo que vemos, con fiestas, incumplimientos, responsables que se cuelan para vacunarse... parece que nos muestra esa realidad.
Cierto que convive con acciones solidarias, gestos heróicos y muchos esfuerzos, pero no parece que la pandemia haya calado en nuestros hábitos y caprichos. La sociedad sigue demostrando que está más infantilizada que nunca.
"Hay tendencias que, viniendo de donde veníamos, se ha demostrado que se intensifican. Lo estamos viendo en las olas que se han dado. Es decir, sería lo ideal salir mejores pero creo que no, que a pesar de esas actuaciones individuales, muy importantes, como sistema no saldremos mejores", explica Cabello. "Hay egoísmo, cero empatía en la sociedad. Son valores vinculados a una tendencia que venía de antes, muy relacionada con ese individualismo galopante".
Imágenes de incivismo por el uso de mascarilla, la aparición del negacionismo, las fiestas ilegales y los botellones o los sanitarios y pacientes tratados como apestados, como se recuerda en el caso Elena Cañizares: son solo algunas de las secuelas que indirectamente deja la pandemia. Y son un reflejo de cómo seguimos siendo.
Desde la declaración del estado de alarma, las autoridades advirtieron sobre los riesgos de la 'desinformación', un término muy ligado a la aparición del negacionismo, un colectivo que incluso ha protagonizado manifestaciones.
"El negacionismo no se puede entender sin la presencia de la desinformación y sin Internet y las Redes Sociales, entendidas como medio de difusión. El negacionismo ha remitido en el momento en el que se han demostrado las consecuencias del virus, llegaron las vacunas... Hay gente que dice que no es para tanto porque, en ocasiones, no lo han visto de cerca o no les ha afectado, eso también marca. Hay cierto autoengaño, que se vincula en parte a todo lo relacionado con ese egoísmo que mencionamos, incluso a un “carpe diem” y presentismo exacerbado", explica el sociólogo.
La creación de bulos ya venía también de antes, es decir, la posverdad, las fake news... "Se han intensificado en los últimos años. En el caso de la pandemia, pues crece mucho más porque, además, existe un escenario de incertidumbre e inseguridad que es aprovechado por los propagadores de bulos. Otra cosa es la instrumentalización de los mismos, es decir, cómo determinados grupos, sociales o políticos, los utilizan en su beneficio. Pero, no cabe duda que una de las principales labores que se han desarrollado en estos meses ha sido la lucha contra esa desinformación y los bulos, que han sido, y siguen siendo, constantes", subraya al respecto el profesor Cabello.
Las redes sociales son un medio fantástico para muchas cosas, pero su uso como propagador de discursos que fomentan el odio es una realidad. "Tenemos que tener en cuenta que, en general, nuestra relación con las redes sociales es muy “de espejo”. Es decir, nos relacionamos con gente que piensa como nosotros, que tiene nuestra misma visión de la realidad, produciéndose así un “sesgo de conformidad”", afirma el profesor Cabello.
"De esta forma, nuestro pensamiento o creencia se ve reforzado. Esto explica el proceso de los bulos, la posverdad, las fake news... Insisto, en sí mismas, las Redes Sociales no son ni buenas ni malas, pero depende de la forma en que sean utilizadas", destaca el docente.
El uso obligatorio de la mascarilla ha desatado numerosos incidentes Se han visto peleas por este material de protección en terrazas, en tiendas o en el transporte público (trenes o autobuses). De hecho, las agresiones contra vigilantes de seguridad se han duplicado desde que comenzó la pandemia.
"Aquí nos enfrentamos a un dilema complicadísimo. Por una parte, hay que incidir en la responsabilidad de cada uno para llevar las mascarillas en los lugares en los que hay que llevarlas. Por otra parte, ¿nos toca ser policías a nosotros? Este debate se tiene en el día a día, se mira mal a esa persona que no lleva la mascarilla, no sabemos si no la lleva por algún motivo (generalmente es porque no quiere llevarla), pero entramos en una disyuntiva tan complicada. Obviamente, nada justifica la violencia. Pero creo que es fundamental incidir en esa responsabilidad individual, que deviene en una responsabilidad colectiva, con los otros", precisa el profesor. Miramos por lo nuestro, y no por lo común.
Las fiestas ilegales y saltarse las normas es algo que está relacionado con el individualismo y el egoísmo. Además, lamentablemente, hemos visto muchos casos en los que no han sido únicamente jóvenes sus protagonistas, al contrario. Pero, por otra parte, los jóvenes están en una paradoja.
"Por un lado, se les culpabiliza y estigmatiza, se les señala, a veces con razón y otras muchas no, como responsables de ciertos comportamientos. Sus hábitos, socializaciones... son los argumentos empleados para justificar ciertas conductas", comenta el profesor de la UNIR sobre los jóvenes.
"Lo que sí que creo es que esa falta de consciencia está presente por una especie de “inmunidad”, que no es real, porque no se ven como población de riesgo. Pero, hay de todo, no creo tampoco que podamos generalizar", apostilla el profesor.
La falta de empatía también se ha hecho notar en otros aspectos. Existen casos de sanitarios y personas que han enfermado por coronavirus que han sido tratados como apestados, en lugar de como víctimas de una pandemia y un virus. El caso de Elena Cañizares, una joven que relató su historia en el mes de noviembre, despertó indignación entre la población.
"Estos ejemplos sirven para ver que de esta pandemia no saldremos mejores. Es horrible, bastante es tener el virus. Tampoco podemos elevar la anécdota a categoría, pero es sintomático de esos valores que hemos comentado, individualistas y egoístas", comenta el profesor Cabello al respecto.
"Por otra parte, no ha sido una excepción, pero tampoco ha sido generalizado. Ahora el debate se centrará en la cuestión de las personas que han sido vacunadas y las que todavía no, cómo eso incide en cuestiones vinculadas a los derechos, a la movilidad. De nuevo, una disyuntiva sin fácil solución", añade el profesor.
La llegada de la vacuna ha significado una fuerte dosis de esperanza, sin embargo, algunos comportamientos y actitudes, especialmente de autoridades y altos cargos, no arrojan luz en este aspecto. El consejero de Salud de Murcia fue uno de los primeros mandatarios en dimitir por vacunarse contra la covid antes de tiempo, pero no ha sido el único. Concejales, alcaldes, jefes de unidades... La población sí respeta su turno.
"No cabe duda que ciertos modelos de comportamientos no ayudan nada. También hay que partir de las bases anteriores. Es decir, si una serie de gente piensan que, por la posición o el cargo que ocupan, pueden tener unos privilegios o saltarse una lista, pues eso no viene de ahora", explica el sociólogo.
"El caso es que, de esta forma, se ayuda poco o nada a unos valores que sean más solidarios y de cohesión social. No son nada ejemplarizantes, al contrario, lo son en el sentido negativo. De nuevo, pienso que son una minoría pero que hace mucho daño. Lo mismo que ciertos comportamientos que vemos y hemos comentado. Al final, parece que algunas personas pueden pensar “todo vale”", zanja el profesor en relación a los vacunados antes de tiempo.
Estamos en un escenario y en un punto en el que las consecuencias sociales van a ser duras, muy duras, salvo que las medidas políticas y económicas sean muy valientes y funcionen.
"El caso es que, veníamos de una sociedad en la que la desigualdad estaba creciendo, en la que la crisis del 2008 intensificó unas contradicciones internas que ya estaban generadas pero que no se manifestaban de forma directa. Con la pandemia, por decirlo gráficamente, nos hemos dado cuenta de cuáles eran algunas de nuestras bases como sociedad más endebles. La desigualdad será todavía mayor, la estructura social se verá muy condicionada y habrá que ver si las medidas que se toman son paliativas o son transformadoras. Y yo creo que, tal y como se están dibujando los escenarios, pero me puedo equivocar, vamos por la primera dirección", explica el experto.
Este ha sido un año en el que muchas personas han sufrido pérdidas y en el que ha habido que aprender a convivir con mascarillas, a teletrabajar, a dejar de ver a la gente querida, a dejar de moverse con libertad. A todos los síntomas derivados del covid19 se les conoce ya como fatiga pandémica y se calcula que el 60% de la población española los sufre. La OMS también habla ya de este fenómeno.
"Sí, hay una fatiga. Llevamos un año con esto y nos queda camino por recorrer. Hay que insistir en que hemos aprendido, todos, por el camino. No sabíamos a qué nos enfrentábamos ni cuánto iba a durar, y vemos también que hay cambios continuos", comenta el profesor Sergio Andrés Cabello.
"Además, se incidía en que los plazos iban a ser más cortos. Ahora, hemos ganado viendo la perspectiva a medio y largo plazo, es más realista y sabemos que queda camino. Por eso, el famoso error de “salvar la Navidad”, en una posición complicada por la situación de la economía, no se puede repetir en 2021, que ya se veía desde el 7 de enero como una copia de 2020 con la “tercera ola”", añade.
"Tenemos mucha capacidad de adaptación, no cabe duda, y hemos aprendido mucho, pero nos queda camino y la fatiga tendrá sus picos. Obviamente, si eso da lugar a que las medidas se relajan, también va a depender de las consecuencias de esa relajación", concluye el especialista al respecto.
La situación de Europa es complicada por muchos motivos, internos y externos a raíz de la crisis sanitaria. Según explica el profesor, internos, porque hay debilidades que inciden en su capacidad para afrontar la pandemia, y externos, porque la posición geoestratégica de Europa es más débil en el tablero de la Globalización.
"Lo estamos viendo en este año. Pero, por otra parte, hay que tener en cuenta que Europa es parte determinante de la solución y no el problema. Solo saldremos mejor de esta historia con una Europa más fuerte y solidaria. Y, en el caso de países como España, más dependientes si cabe, todavía su papel es más importante", señala el docente de la UNIR.
"Pero, claro, Europa va a poner sus condiciones y ahí también van a saltar más contradicciones. Es un momento clave para el proyecto europeo. En general, en este año, se puede decir que Europa va tomando medidas o decisiones correctas. ¿Se podría hacer mejor?, sí, obviamente, con condiciones más factibles para los socios más débiles, ayudas todavía más potentes, pero estas son las cartas que tenemos", añade el profesor.
España, no hay que engañarse, se encuentra en un momento muy preocupante. "Las consecuencias de futuro pueden ser tremendas. Y lo serán", afirma el experto, que destaca otros aspectos como no repetir las mismas recetas y soluciones que se aplicaron en 2008. "No podemos basarnos en determinismos y en mensajes fáciles, como ciertas visiones sobre la digitalización, la sostenibilidad o la economía verde, que precisan un mayor recorrido". Es decir, habrá que tratar de una vez a la sociedad española como adulta. Y que esta se comporte como tal.