"Preparar" a los familiares para las noticias que puedan llegar y "gestionar el vaivén incesante entre esperanza y desesperanza" son dos de los pilares fundamentales en base a los que trabaja el equipo de psicólogos especializado en catástrofes que, desde el miércoles, atiende a los familiares y allegados allegados de los marineros que viajaban a bordo del pesquero Villa de Pitanxo, naufragado el martes en las costas de Terranova (Canadá).
Ante una catástrofe de estas magnitudes --con, por el momento, nueve fallecidos, tres supervivientes y 12 desaparecidos--, "las emociones cobran un poder sobrenatural", lo que es "completamente normal" porque "estamos ante un suceso anormal", relata para Europa Press Hafdallah Menni, uno de los especialistas del Grupo de Intervención Psicológica para Situaciones de Emergencia (Gipse) que trabaja con los familiares del buque de Marín.
El Gipse, con 39 psicólogos y más de 20 enfocados sólo al hundimiento del Pitanxo, mantiene con un convenio con el 112 Galicia para atender este tipo de casos, donde la intervención "se adapta a las necesidades de cada persona y, sobre todo, a sus recursos, al andamio emocional con el que ya cuenta el paciente".
Porque, como apunta el especialista, no es lo mismo apoyar emocionalmente a los familiares de los supervivientes, contentos pero inmersos en una desgracia, que a los allegados de los fallecidos o desaparecidos.
"Detrás de la rabia o el enfado, siempre hay una tristeza de base. Es normal que se sientan desolados e incluso incomprendidos", explica Hafdallah, que recalca además que ese "vaivén" pasa factura a quien lo enfrenta emocional, pero también físicamente.
Buscan, insiste el psicólogo, que el afectado "normalice las emociones"; "que se de permiso para sentir todas esas emociones". "Eso ayuda a aceptar la realidad, que probablemente nunca deje de doler, pero integrar ese dolor a nivel emocional y mental, facilita esa aceptación", aduce.
Pese a que el protocolo en activo es similar al ya puesto en marcha por la Xunta de Galicia en el accidente ferroviario de Angrois, Hafdallah reconoce que el abordaje psicológico es diferente, puesto que para procesar el duelo hay un aspecto de vital importancia que en los accidentes marítimos no siempre se da: la aparición de los cuerpos.
"No es lo mismo tener un duelo por un ser querido que ha fallecido por una enfermedad o accidente, que lo hemos podido ver y cumplir con nuestros rituales para despedirnos, cumplir con nuestro duelo, a cuando hay una muerte sin cuerpo al que velar y sin tumba a la que visitar. En estos casos, en ocasiones, los familiares no sienten la legitimidad para pasar un luto, no sienten legitimada su tristeza", explica.
Estos factores se añaden a una situación ya de por sí compleja, sobre todo en lo que respecta a la gestión de la información, "complicada", según reconoce el psicólogo.
"Los familiares desean tener información de una forma mucho más inmediata, pero hay que tener en cuenta, por ejemplo, la distancia entre el lugar del accidente y nosotros, que lo dificulta todo", apunta.
Con todo, Hafdallah recalca que toda la información que reciben, en cualquier momento, se le traslada a los allegados a los que realizan el seguimiento. "Toda los datos que a mí me derivan, al instante se la derivo a la familia; información veraz y contrastada", incide.
Y es que en los últimos días han sido varios los familiares que se han quejado del funcionamiento del protocolo, asegurando que no reciben información. Según este sistema, los psicólogos deben ser el único canal de comunicación con los allegados para la transmisión de datos sobre el naufragio.
Así las cosas, las críticas no se dirigen al equipo de psicólogos, por el que los familiares se sienten "muy arropados", sino al fluir de la información. "No puede ser que nos enteremos de que se detiene la búsqueda por un tweet de salvamento marítimo", afeaban algunos familiares el jueves.
En la misma línea se expresaron los alcaldes de las localidades afectadas, que aseveraban que eran "los únicos que cumplían el protocolo".
"Nosotros estamos facilitando la información que nos pasan desde el miércoles por la tarde, cuando se nos asignó a cada uno un familiar", insiste Hafdallah.
Desde ese momento, comenta, la comunicación es "más que diaria". "Tienen nuestro contacto directo, en el momento que quieran, a la hora que quieran. Y luego, además, acordamos un horario más o menos concreto para hacerles el seguimiento y ver un poco su estado día a día", apunta el psicólogo, que comenta que el viernes ya ha contactado más de cuatro veces.
Además de la atención telefónica, los psicólogos del equipo atienden a los familiares también presencialmente. En la sede de la armadora, adonde durante los últimos días han acudido los allegados en busca de datos, hay también un equipo de psicólogas de la Cruz Roja.
A la pregunta de cuánto cree que se mantendrá en vigor el protocolo, Hafdallah reconoce que, en este caso, "es difícil saberlo". "Normalmente se suele dar en las primeras 48 o 72 horas, poniendo como referencia del corte de intervención el sepelio, pero aquí pueden ser días o semanas; este es un caso excepcional", declara.