Colgar un cuadro: ideas de un manitas para que no sea una odisea
Colgar un cuadro puede parecer sencillo, pero hay decenas de cosas que pueden salir mal
Elegir bien su ubicación en la estancia no es fácil
¿Qué técnicas existen para hacerlo sin taladrar o sin usar clavos?
Puede parecer sencillo, pero en el proceso de colgar un cuadro hay decenas de cosas que pueden salir mal: desde una mala ubicación hasta un ángulo incorrecto, pasando por accidentes que afecten al propio lienzo o un resultado estéticamente cuestionable. Por eso es importante tener claro no sólo cómo colgar cuadros a nivel técnico (qué material necesitamos, cómo conseguir que quede perfectamente recto...), sino de qué forma ubicarlos para sacarles el máximo partido y mejorar la calidad de cada estancia. ¿Cómo colgar cuadros? ¿Qué técnicas existen para hacerlo sin taladrar o sin usar clavos? ¿De qué manera ubicarlos para que luzcan más?
Cómo colgar cuadros: consejos para acertar en su colocación y ubicación
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Lo primero que debes tener en cuenta es que, en la mayoría de los casos, lo mejor será colgar tus cuadros utilizando taladro, taco y alcayata: es la forma más segura de proteger tus lienzos, fotografías, etc., evitando caídas y accidentes.
Si optas por esta vía, deberás hacerte con un taladro (mejor si va enchufado a una fuente de corriente, ya que suelen tener más potencia que los de batería), un nivel (básico para que el cuadro quede perfectamente recto), y el tipo de taco y alcayata que requiera tu pared (no es lo mismo un muro macizo que de pladur). Además, ten en cuenta que deberás utilizar una broca adaptada al tipo de muro de que se trate (en cuanto a material, dureza...) y al elemento de colgado que vayas a usar (grosor del taco y de la alcayata, que dependerán del peso del cuadro).
Un vez que tengas todo este material, tómate tu tiempo para pensar bien dónde ubicar cada cuadro. Si acabas de mudarte, lo mejor es que dejes esta parte de la decoración para el final, una vez estén ubicados tus muebles de forma más o menos definitiva. Juega a presentarlos en distintos espacios, combínalos entre sí... y trata de darles el protagonismo que merecen, resaltándolos a través de su combinación con el resto de elementos.
Muchas veces una pieza protagonista (sea grande o pequeña) ganará relevancia si no hay nada que la rodee, y algunos cuadros no tan llamativos pueden ganar fuerza al combinarlos entre sí. Un truco es empezar por las piezas cuya ubicación tengas muy clara, y dejar el resto para el final.
Tan importante como la ubicación del cuadro es definir correctamente a la altura a la que debe colocarse y, en este sentido, aunque hay ciertas reglas, lo mejor es atender a tu intuición y probar a colocarlos y alejarte de ellos para apreciar su ubicación desde distintos ángulos (toda esta logística será más sencilla si se lleva a cabo al menos entre dos personas).
Normalmente, tu referencia debe ser la altura de tu mirada (o la media de los habitantes de la casa), pero las reglas están para romperlas. Por ejemplo, hay quien coloca cuadros apoyados en el suelo, o quien los ubica en una esquina determinada de una gran pared desnuda. Una obra colocada en un lugar inesperado puede llevarnos a prestarle otro tipo de atención, y su ubicación puede inscribir en ella parte del mensaje que queremos transmitir.
Por último, ten en cuenta la iluminación: es posible que debas retocar algunos elementos en este sentido (colocar una luz indirecta y suave que le de protagonismo a una pieza importante, evitar sombras que afeen la obra...)
Entrando en la parte técnica, para colgar un cuadro deberás colocar en su parte trasera (si es que aún no lo están) las llamadas hembrillas o colgadores, uno en cada lateral (es mejor colocarlos en la parte alta de los largueros laterales del bastidor, y no en el larguero superior, ya que ello dará más estabilidad al cuadro). Colócalos exactamente en las mismas coordenadas para facilitar la tarea de colgar el cuadro perfectamente recto.
Lo siguiente será marcar con un lápiz los puntos en que tendrás que taladrar la pared, haciendo uso de un metro para marcar la distancia exacta entre ellos, y utilizando el nivel para que el cuadro mantenga un ángulo perfecto. Luego deberás taladrar (manteniendo un ángulo de 90 grados) y, para hacerlo de forma más limpia, puedes utilizar dos trucos.
- El primero es comenzar con una broca fina para usar a continuación una broca con el grosor necesario, ya que de esta forma el agujero quedará más limpio. En caso de que tus muros sean especialmente duros, o cuando tu taladro no tenga demasiada potencia, puede que sea la única manera de conseguir agujerear la pared.
- El segundo es pegar a la pared un sobre de papel (basta con doblar un folio por la mitad, unirlo por los laterales con cinta de carrocero y pegarlo suavemente debajo del lugar donde irá el agujero) para que éste recoja todo el residuo fruto del taladro. Así evitarás manchar el suelo o los muebles.
Ya solo falta colocar tacos y alcayatas y, finalmente, el cuadro. Si éste queda separado de la pared de forma irregular (más despegado en la parte superior que en la inferior, debido al saliente de la alcayata), siempre puedes utilizar pequeños topes y clavarlos en la zona inferior de la pared: en tu ferretería puedes encontrar clavos con topes de silicona de distintos tamaños.
Por último, si quieres colgar cuadros sin hacer agujeros, existen distintos materiales que puedes utilizar: cintas adhesivas fuertes, 'cuelga fácil’, ganchos adhesivos... Con todo, siempre es preferible optar por agujerear la pared, sobre todo si tus cuadros tienen cierto peso o si son valiosos. Otra opción es colocarlos apoyados sobre una balda fina o simplemente apoyarlos sobre muebles, suelo... dándole un toque distinto a tu decoración. Eso sí, huye de las zonas de paso o de mucha actividad para evitar accidentes.