El asesinato de la joven Déborah Fernández sigue siendo uno de los crímenes sin resolver que ocupan las crónicas negras de España, pero después de casi dos décadas se produce un giro inesperado.
L a titular del Juzgado de Instrucción número 2 de Tui ha autorizado la exhumación de los restos mortales de Déborah Fernández-Cervera, que tendrá lugar a mediodía del próximo día 18 en el cementerio de Pereiró, en Vigo, donde yacen sus restos mortales desde hace 19 años.
La solicitud la realizó el pasado marzo la familia para que el cuerpo de Déborah pueda ser examinado por médicos forenses en busca de restos de ADN de terceras personas.
“Recibimos la noticia con la esperanza de que este duro proceso pueda cerrar el círculo sobre la(s) persona(s) que intervinieron en la desaparición, muerte y posterior manipulación y traslado del cuerpo e Déborah”, ha asegurado en un comunicado la familia, que defiende que la joven fue asesinada.
Déborah Fernández-Cervera salió a correr por la playa de Samil hace ahora 19 años, cuando tenía apenas 21, y nunca regresó a casa; su cuerpo desnudo fue hallado diez días después en una cuneta a 45 kilómetros de donde fue vista por última vez.
La autopsia señaló como causa del fallecimiento la asfixia, sin concretar si pudo ser provocada, pues no se apreciaron lesiones ni indicios de estrangulamiento en el cadáver, y también apuntó a la posibilidad, aunque remota, de una muerte súbita.
Ahora, el análisis del cuerpo, respaldado por los forenses, pretende hallar indicios de que Déborah fue víctima de una muerte violenta que pudiesen haber pasado desapercibidos en la primera autopsia, además de analizar “cuantos vestigios puedan ser de interés científico, antropológico o criminalístico”, según explica la familia.
Un informe médico legal pericial encargado y pagado por la familia determina “con una certeza moral, matemática y jurídica” que “estamos ante una muerte violenta de etiología médico-legal homicida por anoxia anóxica”, según informó el pasado marzo la familia en otro comunicado.
Dicho informe excluye que la causa de la muerte haya sido por muerte súbita y explica que existían en el cuerpo de Déborah diferentes lesiones traumáticas vitales, lo que denota que se defendió de la agresión que estaba sufriendo y que acabó con su vida.
En consecuencia, el análisis del cuerpo puede suponer un importante paso adelante para que se destaque un proceso al que queda menos de un año para su prescripción.