El coronavirus ha cambiado por completo nuestros hábitos. Según el estudio “Rituales tras un año de pandemia”, elaborado por la empresa de comunicación BBDO&proximity y la agencia de investigación Sumar, tras un año de pandemia, somos los mismos de siempre, pero no del todo. Nos importa menos nuestra apariencia.
El 30,6% de los españoles se arregla menos. Somos más cocinillas. Un 41.4% ha cambiado su dieta por una más sana. Pero comer es mucho más que eso. El 47% echa en falta las sobremesas, ese contacto directo con los amigos. Según los expertos habrá pequeños hábitos que volverán a cómo eran antes y otros que cambiarán para siempre.
Empezar el día está compuesto por toda una serie de pasos que conforman un ritual que nos prepara mentalmente para afrontar la jornada. Un ritual que antes era prácticamente invariable se ha visto transformado tras un año de pandemia. Los más jóvenes (25-34 años) son quienes más han alterado sus hábitos de levantarse por la mañana. Esto le ha ocurrido al 23,9% de los entrevistados, en comparación con otras franjas de edad mayores en las que este hábito apenas se ha alterado.
La ducha se mantiene para la gran mayoría (94,6%) y sin embargo ir a trabajar o estudiar es un hábito matutino en el que un 29,1% afirma haber experimentado cambios tras este año. Si en 2019 el teletrabajo había aumentado en un 5% (Datos de la Organización Mundial del trabajo “OIT”), en el comienzo del 2021 pasó a dispararse, según este estudio, al 37% de casos de teletrabajo total o parcial. Esa reubicación laboral y la falta de encuentros sociales ha impulsado una relajación de los códigos de vestimenta y nuestra apariencia física.
De acuerdo con los datos proyectados, el 26,9% de los españoles ahora se preocupa menos por la ropa que lleva puesta, un 18,6% le da menos importancia que antes a su apariencia física. Además, el 30,6% de los españoles afirma preocuparse menos por sus rutinas de cuidado físico. Estos cambios nos cuentan cómo la pandemia nos ha hecho darle prioridad a la comodidad frente a la apariencia, tendencia que viene soportada por los estantes de las marcas de moda, dónde cada vez coge más protagonismo el chándal, las prendas cómodas y los pijamas de calle.
El uso de la mascarilla también ha afectado de forma clara a rituales tan arraigados como el maquillaje. Un 34,5% de mujeres afirma haber variado su rutina de maquillaje y un 16,7% ahora solo se maquilla los ojos. “Es posible que el cambio del “cómo me ven los demás” al “cómo me siento conmigo mismo”, sea una de las pautas de comportamiento que llegó con la pandemia para quedarse. Un cambio de actitud que nos hace sentir mejor”, comenta Dimitri Schmitow, psicólogo y experto en economía de la conducta que ha participado en este estudio
Por otro lado, también han cambiado nuestros rituales a la hora de alimentarnos. Según este estudio, un 41,4% de los españoles declara que ahora realiza sus comidas en casa con platos más elaborados y también más sanos. A su vez se deriva que las mujeres dedican más tiempo al momento de la comida que los hombres (un 15,5% frente a un 8,2% respectivamente).
No obstante, en la cultura española el comer es mucho más que la comida en sí. Somos uno de los países más sociales de Europa, y en el ritual de la comida echamos en falta la sobremesa, como así lo refleja un 47% de los encuestados que añoran el contacto personal directo en ese distendido momento con familiares y amigos. De esta forma no sorprende constatar que las videollamadas, chats y redes sociales no terminen de “llenarnos” del todo para suplir esa compañía mientras hacemos una comida especial, siendo vistos como unos sustitutos forzosos, pero insuficientes para reemplazar la cercanía física real en torno a una mesa con familiares o amigos. Según Dimitri: “esto no es nada sorprendente teniendo en cuenta la importancia de la alimentación emocional. Parece claro que el estar físicamente al lado de las personas que nos importan, y en torno a una mesa, es un ritual que ningún medio tecnológico va a ser capaz de sustituir.
Un caso opuesto de esta situación sería el del teletrabajo, un contexto en el que hemos descubierto que el roce físico no solo no era necesario, sino que incluso podía ser disfuncional. Nos hemos dado cuenta de que los desplazamientos y el contacto directo con personas a las que no nos unen lazos afectivos nos aportaban en realidad poco valor. Prevemos por lo tanto que el teletrabajo va a seguir formando parte de nuestras vidas en la post-pandemia, mientras que las tele-comidas o tele-aperitivos no lo serán”.
Los rituales que realizamos al final de nuestra jornada de obligaciones también han cambiado, esos pequeños gestos que nos ayudan a finalizar el día. Ese momento tras la jornada laboral o académica que antes era para socializar, quedar con amigos y tomar unas cervezas ha cambiado mucho tras un año de pandemia. Un 61% de los españoles echa en falta reunirse con su familia y amigos al acabar las obligaciones. Sobre todo, con los amigos, el 43,7% afirma añorarlos.
Por otro lado, esto ha provocado que ese espacio social se haya transformado en pasar más tiempo en el sofá como reconoce el 33% de los españoles entrevistados. Ver la televisión, series o películas se ha convertido, más que nunca, en la forma de ocio favorita para un 36,6% de los españoles.
Y de una pantalla a la otra. Un 24% ha aumentado su tiempo de uso en RRSS y se detecta también que el móvil traspasa la puerta del dormitorio, nos llevamos más veces el móvil a la cama.
Pero también leemos más y escuchamos más música de lo que lo hacíamos antes. Sobre todo las mujeres y los mayores de 55 años.
La suma de todos estos cambios cotidianos ha provocado que una parte importante de los participantes del estudio declare que duerme peor que antes, el 35,7% de las mujeres y del 22% de los hombres. Eso sí, también nos echamos más siestas que antes (+14,6%).