La Guardia Civil ha mandado a su cuerpo de élite en la investigación de los casos más complicados de secuestros, asesinatos o desapariciones. Este viernes se ha conocido que agentes de la unidad central operativa (UCO) se desplazan a Tenerife para tratar de resolver la desaparición de un padre y sus dos hijas. Se trata del mismo cuerpo que intervino en los casos de Diana Quer, Diana QuerAsunta Basterra.
La desaparición de la joven Diana Quer en agosto de 2016 en el pueblo coruñés de A Pobra do Caramiñal fue considerado como uno de los más complicados de resolver por parte de las Fuerzas de Seguridad. La actuación de un reducido grupo de agentes de la UCO logró no solo mantener vivo el caso sino también reabrir un sumario que parecía condenado a su archivo.
Lo cinco agentes que lideraron las investigaciones contaron con el apoyo de hasta una treintena de compañeros que gracias a un trabajo meticuloso y constante pudieron ponerle cara al asesino de Diana.
Los investigadores ya tenían un sospechoso pero faltaban las últimas evidencias que le conectaban con el asesinato de la joven madrileña.
Como pasa casi siempre en estos nudos de la investigación, un datos olvidado, un hecho fortuito o un despiste del asesino logran darle un giro inesperado al caso.
En esta ocasión fue una denuncia de un intento de violación el que disparó todas las alarmas de unos agentes entrenados para responder ante estas oportunidades únicas.
La detención de José Enrique Abuín Gey fue el inicio del fin de un caso que concluyó con el descubrimiento del cadáver en pozo donde lo había escondido el asesino ahora condenado.
El caso de la muerte de Asunta Basterra asesinada el 21 de septiembre de 2013 fue otra de las investigaciones complicadas encargadas a la UCO de la Guardia Civil.
En esta ocasión, los agentes lograron demostrar que los acusados, Alfonso Basterra y su mujer, Rosario Porto, de común acuerdo, suministraron en repetidas ocasiones a su hija adoptiva lorazepan.
También que el día de su muerte, sus padres adoptivos la sedaron con este medicamento para posteriormente, asfixiarla.
Tras llevarla a una casa Teo, la ataron y amordazaron facilitando así aplicarle una almohada sobre el resto lo le le causó la muerte. La joven no pudo defenderse debido a su estado de somnolencia.
El cuerpo fue localizado después de que, en la madrugada del 22 de septiembre, dos hombres que circulaban por una pista forestal del lugar de Ferros, en la localidad coruñesa de Teo, dieran la voz de alarma.
Intuición y psicología son otros de los métodos usados por los agentes de la UCO para resolver los casos que más alarma generan en la sociedad española. Ocurrió durante la investigación por la desaparición y asesinato del niño Gabriel Cruz Ramírez, la tarde del 27 de febrero de 2018 en la localidad almeriense de Las Hortichuelas.
Los agentes sospechaban de la compañera del padre del niño, Ana Julia Quezada, y le tendieron una trampa aprovechando su nerviosismo. Pendientes de sus errores, los agentes le pidieron las llaves de la finca para ir a registrarla ya con perros especialistas. Ella, que iba todos los días a la finca con familiares para tener cobertura, intentó ir sola, y los agentes les pidieron a los padres que indicaran a todo el mundo que ya no la siguiera, que la dejaran sola. Hasta que les llevó al lugar en el que había enterrado a Gabriel.
El jefe de la Investigación de la UCO que llevó el caso cree que Ana Julia, con un carácter posesivo, egocéntrica, muy manipuladora y con sangre fría suficiente como para antepone sus ambiciones económicas no soportaba la maravillosa relación del padre con su hijo, lo que despertó sus celos y la llevaron a cometer el brutal crimen.