Los secretos de los perros de la Guardia Civil que han cercado a los asesinos de Diana, Laura, Romina, Gabriel o el concejal de Llanes
El agente Marley 3 años, y el agente Athor, tres años, son especialistas en olores desde los tres meses. Son los mejores de España. Donde ellos dicen que hay sangre, semen, saliva o cualquier resto biológico, va a misa. Los equipos de criminalística que actúan junto a ellos se asombran de su capacidad de discriminar escenas lavadas con lejía, como hizo el asesino de Laura Luelmo en Huelva, o con sosa como hizo el de Romina en Lanzarote. No fallan, cogen a todos los asesinos y se han convertido en imprescindibles en investigaciones como la de Diana Quer, el pequeño Gabriel, Laura, Romina, o el crimen del concejal de Llanes donde encontraron los restos de spray pimienta en la vivienda del sicario. Marley encontró la ropa que llevaba en el momento de atacar al concejal con el gas paralizante, entre montones de prendas que abarrotaban la vivienda donde se notaba que había entrado mucho dinero repentinamente. Llevan unos meses frenéticos recorriendo la geografía de caso en caso. Dos años agotadores dicen sus guías, Juanma e Israel, con jornadas de 12, 18 y hasta 30 horas como fue el registro de la nave donde fue encontrada Diana Quer. Allí donde hay un crimen, estos agentes de cuatro patas son requeridos. Cogen los aviones acompañados de sus guías y son tratados como cualquier otro agente de la Guardia Civil. Marley siempre tiene plaza en el asiento, junto a su mejor amigo, porque es un perro tranquilo que no suelta pelos y no protesta nunca a pesar de su corta edad. Es disciplinado hasta límites increíbles; solo llora si se lo pide Juanma y solo ladra si se lo pide Juanma. Es el único can que trabaja sin correa. Athor es más nervioso y tiene que trabajar atado y viajar en bodega. Su temperamento es fuerte pero Israel nos cuenta que toda esa energía la enfoca en el trabajo convirtiéndose en un buen guardia incansable y muy eficaz. Quizá el único pero que ponen estos agentes al trabajo es la temperatura. Les cuesta adaptarse a los cambios bruscos, como por ejemplo cuando tuvieron que viajar a Lanzarote por el crimen de Romina en pleno invierno. Pasaron de los 5 grados a los 20 y eso para un perro es duro. Marley vive con su guía y Athor pernocta en el Pardo , en el centro de adiestramiento de la Guardia Civil. Logramos que nos atiendan en una mañana de descanso por fin entre tanto viaje. Los canes están contentos porque para ellos todo es un juego. Y hoy vamos a jugar a encontrar sangre seca de hace más de cinco años en un escenario preparado para los entrenamientos. Uno de los guardias coloca la sangre en una pequeña ranura donde es imposible verla. Los canes comienzan su ejercicio; primero Marley y luego Athor. Los dos ejecutan con perfección. Marley va suelto y después de oler la escena se queda paralizado frente a la sangre. La huele y con su “trufa” la humedece soltando aire por su nariz. Ahora ya puede oler con más seguridad porque es más intensa la muestra. Podrían encontrar sangre de hace 30 años incluso. Su técnica es casi perfecta. Están entrenados para ser los mejores agentes perrunos. El segundo ejercicio con un diente en una alcantarilla vuelva a ser ejecutado con rapidez y eficacia. Athor va atado para trabajar porque necesita contención. Es más nervioso pero es una máquina de trabajar y vuelca toda su energía en eficacia. Espera su premio ansioso. Sus guías nos explican cómo les prepararon para ir al crimen de Llanes. En una esquina de las dependencias del Pardo todavía hay restos de gas paralizante que se usó para entrenarles. Tenían que aprender un nuevo olor para poder hallarlo en los escenarios del crimen. Lo encontraron en la vivienda del sicario y en el vehículo que utilizaron para perpetrar el crimen había restos de ese spray que se posa en las superficies en forma de aceite. En el asiento del copiloto los canes no paraban de estornudar de tanta cantidad que había. Da igual cuanto lavaran el vehículo porque ellos lo perciben todo. En uno de los casos nos cuentan que el asesino lavó el coche con rodillo y cepillo a mano pero los perros localizaron la única mota de sangre imposible de encontrar para un humano. Estaba en el anagrama delantero, metida por detrás. Nunca nadie la hubiera hallado y ellos sí la localizaron. En el campo de juegos y entrenamiento físico Marley se encuentra con su fiel amigo y ex compañero, Elton. Tiene casi 13 años y han tenido que jubilarle después de 12 años de trabajo. Desde las búsquedas de Yéremi Vargas en las Palmas, hasta Diana Quer. Elton marcó el pozo donde estaba en cuerpo de la joven y halló numerosas pistas cruciales para la acusación de El Chicle. También se lo llevaron a la finca de Rodalquilar donde fue asesinado Gabriel. A Elton no le dio tiempo a encontrar la sangre. Llegó primero Marley, su aprendiz, y halló el rastro de Gabriel en el lugar donde fue golpeado con el hacha y empujado contra una pared de forma violenta. La presunta asesina estaba allí en la finca, reconstruyendo lo ocurrido con su versión, pero los perros demostraron que en el lugar donde ella decía que había discutido con el niño, en una habitación, no había nada. Ningún resto del pequeño. Su hallazgo fue fundamental para descubrir las mentiras de Ana Julia. Fue la última hazaña de Elton. Después de eso los padres de Gabriel pidieron adoptarlo; quedarse con una parte de ese corazón gigante que guió la investigación de la UCO y la Policía Judicial de la Guardia Civil de Almería; no pudieron devolverles a su pequeño pero demostraron que su empeño y su entrega tiene un valor incalculable para las familias de las víctimas. También los padres de Yéremi pidieron adoptar a Elton. Pero él no se marcha. Está jubilado pero feliz con su guía compartiendo sofá con Marley. El “tito” y el “niño” dice Juanma cuando habla de sus dos amores. Elton ya no protesta cuando se van de viaje. Está cansado y se merece su jubilación. Elton se queda en el Pardo mientras Marley y Juanma, y Athor e Israel, parten para repasar escenarios que revisan cientos de veces como el de Manuela Chavero en Monesterio, no sería extraño que al final localizaran la prueba necesaria, o hacia un nuevo destino; otro crimen que ayudarán a resolver.