La Audiencia Provincial de Pontevedra ha tomado declaración este martes 5 de octubre a un hombre acusado de cometer abusos sexuales sobre su nieta cuando esta tenía 10 años de edad.
El abuelo ha negado la veracidad de las acusaciones de la joven alegando que se trata de una historia de celos con otra de sus nietas. Sin embargo, los informes emitidos por los psicólogos forenses otorgan credibilidad al testimonio de la víctima que también ha prestado declaración junto a su hermana en un juicio que se ha celebrado a puerta cerrada.
En una controvertida declaración de la que se ha hecho eco La Voz de Galicia, el acusado ha alegado que durante toda su vida se ha acostado con 50.000 mujeres y que no recibió quejas de ninguna de ellas por faltas de respeto.
Además, el hombre se ha referido al momento en el que se produjeron los presuntos abusos señalando que no se encontraba sólo con su nieta sino en compañía de la hermana de esta y de su mujer. "Si las acusaciones fueran ciertas mi mujer me habría dado un sopapo"- ha añadido en la declaración.
Según el relato del acusado, los hechos a los que se refiere su nieta tuvieron lugar el 28 de octubre de 2018 cuando, después de una comida familiar, la niña se sentó sobre su regazo durante varios minutos. El hombre ha asegurado que en ningún momento se produjo un contacto inadecuado con la niña tal y como sugiere la denuncia.
Por su parte, la madre de la menor ha explicado en el juicio que sus hijas tenían una relación normal con sus abuelos y que era habitual que pasaran fines de semana con ellos sin que hubiera ningún problema. En el día en el que se produjeron los hechos, la madre de las niñas recibió un mensaje de una de ellas pidiéndola que las fura a recoger porque "había pasado algo".
Al llegar al domicilio en el que las menores habían pasado la noche anterior, la madre se encontró a una de sus hijas con una "expresión de terror" en su rostro. Después de escuchar el relato de la menor, el padrino de la menor decidió trasladarla al hospital para realizarla una revisión y fue allí donde se activó el protocolo policial y la tramitación de la denuncia. Tras pasar a disposición judicial, el acusado podría ser condenado por un delito de abusos sexuales a menores con agravante de parentesco, tipificado con 10 años de prisión.