Las 27 puñaladas de Emma Larreta, superviviente de violencia de género: "Ese día volví a nacer"

El 2 de abril de 2007, Emma Larreta volvió a nacer. Su vida, lo que había conocido hasta aquel momento, dio un giro inesperado. Nadie se podía esperar que aquel chico que había conocido seis meses atrás, el mismo al que había dejado hacía semanas al descubrir que consumía cocaína, le asestaría 27 puñaladas. No había denuncia por malos tratos, pero sí por una agresión el día anterior a que eso sucediera en una discoteca. Ramón la había zarandeado y eso había supuesto que Emma fuera a denunciarlo. Había cruzado sus líneas rojas y no iba a dar un paso atrás. 

Apareció en mi lugar de trabajo con un ramo de flores que yo no quise aceptar. Se enfadó y fue a comprar un cuchillo a una ferretería. Al cabo de un rato, apareció de nuevo con un corte en la mano, me pidió una servilleta para limpiarse. Entonces yo le dije a mi compañera Lorena que se lo diera. Él se enfadó, sacó el cuchillo y allí empezó el horror”. Protegiéndose con sus brazos, intentó salir de la tienda mientras éste le asestaba puñaladas. “Salí a la calle ensangrentada, fue una lucha titánica. Tengo un 39% de discapacidad en los brazos desde entonces, me seccionó nervios y tendones de la mano, los brazos, las axilas…”.

Emma estaba ensangrentada, se ahogaba con su propia sangre, pero había conseguido salir viva de aquello. Se tiró al suelo y, en ese momento, apareció una concejala con su escolta (por aquel entonces aún la llevaban) en coche, y al ver el revuelo, se pararon. “Tuvo que encañonarle con la pistola porque iba a matarme”. Así lo explica Emma en una entrevista para la web Informativos Telecinco con motivo de la publicación de su libro, ‘El mapa de mis cicatrices’ (editorial Aguilar). En él narra cómo cambió su vida esta agresión de violencia de género, y, como desde entonces, ha destinado toda su energía a criar a su hijo y a ayudar a los demás.

Su historia es, sin duda, pura inspiración y un ejemplo de superación absoluta. “Tengo claro que ese día no era mi día para morir, por eso siempre digo que estoy en deuda con la vida, porque volví a nacer. Estoy pagando un peaje maravilloso. En la UCI me dijeron que estaban casi seguros de que me moría en la ambulancia, pero me desperté y lo primero que hice fue sonreír porque estaba viva. Me sentí afortunada”.

El después de la agresión

Después de aquello, no podía valerse por sí misma y tuvo que reinventarse profesionalmente. Emma, que se describe a sí misma como una mujer fuera de los estereotipos, ya no podía trabajar como lo había hecho hasta entonces. Su historia apareció en numerosos medios, y así empezó su lucha para hacer visible la violencia de género y su historia de vida con la que ha ayudado a muchas mujeres.

Tengo claro que soy un vehículo para que otras personas abran los ojos, se identifiquen, rompan estereotipos, porque yo soy una mujer que rompe muchos estereotipos dentro del canon de mujer que ha sufrido violencia de género. Me fui de mi casa muy joven, he montado mis empresas, me encanta viajar, tengo la mente abierta, soy una mujer autónoma, con carácter y decidida. Muchos jóvenes y adultos siguen pensando que esto no es así, siguen pensando que una mujer que ha sufrido maltrato es una mujer que está metida en su casa, que no ha visto mundo, que no tiene aspiraciones de vida…”, expresa. 

Tengo claro que soy un vehículo para que otras personas abran los ojos

Emma tiene su propio programa de formación para adolescentes al que tiene especial cariño, inVisibles. Además, está presente en otros proyectos orientados a colectivos vulnerables (supervivientes de violencia de género y personas con discapacidad), ofrece material audiovisual y ciclos educativos para adolescentes y empresas y colabora activamente con las organizaciones más importantes a nivel nacional e internacional con sus talleres y ponencias persiguiendo crear conciencia y mejorar el clima social. Pero faltaba dar a conocer su historia en un libro, de ahí que ahora se publique casi 18 años después del intento de asesinato. “El propósito del libro es demostrar que detrás de un hecho concreto traumático, hay una vida y una trayectoria vital”. 

La agresión le obligó a buscar alternativas profesionales, pero, como dice, la esencia de su personalidad, alegre y decidida, no la cambió. Conmueve escucharla: “Yo siempre les digo a los adolescentes con los que trabajo que hay que escoger muy bien las herramientas que llevamos en la mochila (las amistades, las parejas…), porque de ahí es de donde vamos a tener que tirar cuando lleguen las rachas complicadas. En mi caso, yo siempre he tenido una buena red de personas alrededor que después me ayudaron”. También cierto instinto de supervivencia y una check list, que ella recomienda a todo el mundo, donde debemos marcar aquello que no queremos en nuestra vida.

Su habilidad innata para conectar con las personas fue decisiva en el proceso de curación emocional y física. “Yo ahora mismo estoy devolviendo todo lo que me ha dado la vida. A mi me gustaría que la gente después de leer el libro se quedara con la idea de que los problemas se superan y que es importante rodearse de gente buena en el camino. Y ayudar, eso es profundamente sanador".

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