El asesino confeso de Mateo, el niño de 11 años apuñalado cuando jugaba con sus amigos en un campo de fútbol del polideportivo ‘Ángel Caído’ de Mocejón, ingresaba ayer en prisión tras decretarlo una magistrada del Juzgado de Instrucción número 3 de Toledo. Trasladado a las dependencias del centro penitenciario de Ocaña I, su primer día en prisión lo habría pasado totalmente desorientado.
El joven de 20 años, –sobre el cual el padre ha asegurado que tiene una discapacidad intelectual de entre el 60 y 75% por un trastorno mental–, permanece en prisión provisional comunicada y sin fianza, imputado provisionalmente como presunto autor de un delito de asesinato.
La jueza solicitó específicamente a Instituciones Penitenciarias el traslado del investigado “a un centro, unidad o departamento adecuado a la situación de discapacidad del mismo” y ahora permanece ingresado en el centro de Ocaña I. Se trata de uno de los más antiguos de España y no tiene un módulo especializado para personas con discapacidad. Sin embargo, la falta de plazas o la cercanía con Mocejón hace que este lugar sea, de momento, la mejor opción para él, según informa en el vídeo Jorge Arenas, indicando que se encuentra en el módulo de enfermería de la cárcel bajo custodia de los médicos y alejado del resto de presos.
Según informa ABC, en su primer día en esa cárcel “no sabía quién era ni dónde estaba”.
El joven de 20 años confesó inicialmente el asesinato y después, tras su arresto, se negó a declarar en sede judicial, dejando de colaborar. Las autoridades, entre tanto, siguen reconstruyendo sus pasos: analizan su móvil, su ordenador, sus contactos, las cámaras de seguridad y, en última instancia, el cuchillo encontrado que se cree que puede ser el arma del crimen y su ropa, que pese a que la echó a lavar en casa de su abuela y no presentaba restos de sangre visibles, fue marcada por un perro del servicio cinológico de la Guardia Civil por posibles restos biológicos humanos, como hiciese con el cuchillo.
Los agentes tratan además de escudriñar varios factores claves: si tuvo capacidad para planificar y preparar el crimen, dado el modo en que actuó, y si presenta un elevado grado de discapacidad intelectual como señaló el padre. Ambas cuestiones son clave porque de ello puede depender la imputabilidad o no del acusado, lo que afecta directamente a cuál será su posible condena.
Concretamente, Según el artículo 20 del Código Penal, podría ser declarado inimputable si se certifica que padece “cualquier anomalía o alteración psíquica” que le impidiese “comprender la ilicitud del hecho o actuar conforme a esa comprensión”. Sin embargo, si se determina que tuvo capacidad de planificar y ejecutar el asesinato con consciencia de sus actos, pese a que pudiera encontrar atenuantes por su condición mental, podría enfrentarse a una condena penal.
Entre tanto, hoy se ha conocido que las heridas que sufrió Mateo son compatibles con el cuchillo encontrado en las inmediaciones de la casa del padre del asesino confeso; algo que acerca este objeto a la idea de que puede haber sido el arma del crimen.
Para certificarlo, las autoridades esperan al análisis del Instituto de Medicina Legal, lo que podría prolongarse varias semanas. Sus conclusiones también serán fundamentales para el posterior juicio.
Además, también las muestras del hisopado del cuchillo se han enviado al laboratorio del Servicio de Criminalística de la Guardia Civil (Secrim) para analizar, al igual que se está haciendo con la ropa; las prendas que el detenido llevaba en el momento de su arresto.
Ahora, la investigación espera a que se diluciden todas estas cuestiones, al tiempo en que el juez instructor pidió un dictamen forense sobre “la imputabilidad del investigado” que deberá realizarse, en todo caso, durante la instrucción del procedimiento judicial.
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