Son muchos los bares y restaurantes que se han cansado de las llamadas reservas fantasma. Clientes que llaman o agendan una comida o cena a través de la web del local y finalmente no aparecen en el restaurante. Para combatirlo, cada vez son más los que piden una tarjeta como garantía o ponen una penalización, tal y como informa en el vídeo Bernardo Montaña.
Y es que cancelar a última hora una reserva puede suponer una importante pérdida económica para un restaurante. Hay propietarios que ya se han terminado cansando. Es el caso de Julen Bergantiños, chef del restaurante Islares, un pequeño local frente al Guggenheim de Bilbao, pero muy demandado.
"No nos avisaron. Eran cinco personas y solo tenemos cinco mesas, con un solicitud de 80 personas para comer un sábado cuando entran 14", cuenta a Informativos Telecinco.
Por primera vez, ante la espantada, tiraron de política de cancelación. Cargar con la tarjeta de crédito que se pide al reservar 50 euros por comensal. "Al cliente no le ha gustado. Nos ha llamado y las formas no han sido muy correctas".
Los restaurantes llevan un tiempo blindándose ante este tipo de clientes. En Arbore da Veira se resitían y finalmente lo van a aplicar. Quizá de los poco con estrella Michelin en Galicia que no pedía tarjeta de crédito y que lo implanta por respeto a esa cadena humana que representa un restaurante.
No parece que la medida ahuyente a la clientela. "Ni espantará ni atraerá", cuenta Bergantiños. Más bien parece la necesaria lección que algunos precisan.
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